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ALIMENTO DIARIO
El sumo sacerdote le volvió a preguntar: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» Jesús le respondió: «Yo soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poderoso, y venir en las nubes del cielo.» Marcos 14:61b-62
¡Cuán bueno es alabarte, Señor! Bueno es, Altísimo, cantar salmos a tu nombre, anunciar tu misericordia por la mañana, y tu fidelidad todas las noches. Salmo 92:1-2
Señor, examina y reconoce mi corazón: pon a prueba cada uno de mis pensamientos. Así verás si voy por mal camino, y me guiarás por el camino eterno. Salmo 139:23-24
Tú, Señor, diste forma a mis entrañas; tú me formaste en el vientre de mi madre. Salmo 139:13
Me comprometí, y no me arrepiento: voy a obedecer tus justas sentencias. Salmo 119:106
Señor, tú me has examinado y me conoces; tú sabes cuando me siento o me levanto; ¡desde lejos sabes todo lo que pienso! Me vigilas cuando camino y cuando descanso; ¡estás enterado de todo lo que hago! Salmo 139:1-3
Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta. Jeremías 1:5
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25
Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! Salmo 119:105
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:23