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ALIMENTO DIARIO
Un día, mientras Jesús estaba en el templo enseñando al pueblo y anunciándoles las buenas noticias, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, junto con los ancianos, y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado esta autoridad?» (Lucas 20:1-2).
Después Jesús entró en el templo, y comenzó a echar de allí a todos los que vendían y compraban. Les decía: «Escrito está: «Mi casa es casa de oración.» ¡Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!» (Lucas 19:45-46).
Ya cerca de la ciudad, Jesús lloró al verla, y dijo: «¡Ah, si por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos (Lucas 19:41-42).
«Como pueden ver, ahora vamos camino a Jerusalén. Allí se cumplirá todo lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del Hombre. Éste será entregado a los no judíos, los cuales se burlarán de él, lo insultarán y le escupirán, y después de azotarlo, lo matarán. Pero al tercer día resucitará» (Lucas 18:31b-33).
En su camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se quedaron a cierta distancia de él, y levantando la voz le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Cuando él los vio, les dijo: «Vayan y preséntense ante los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras ellos iban de camino, quedaron limpios (Lucas 17:11-14).
¿O qué mujer, si tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con cuidado la moneda, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: «¡Alégrense conmigo, porque he encontrado la moneda que se me había perdido!» Yo les digo a ustedes que el mismo gozo hay delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» (Lucas 15:8-10).
Los fariseos y los escribas comenzaron a murmurar, y decían «Éste recibe a los pecadores, y come con ellos» (Lucas 15:2).
También les dijo esta parábola: «Un hombre había plantado una higuera en su viña, y cuando fue a buscar higos en ella no encontró ninguno. Entonces le dijo al viñador: «Hace tres años que vengo a buscar higos en esta higuera, y nunca encuentro uno solo. ¡Córtala, para que no se desaproveche también la tierra!» Pero el viñador le dijo: «Señor, déjala todavía un año más, hasta que yo le afloje la tierra y la abone. Si da fruto, qué bueno. Y si no, córtala entonces»» (Lucas 13:6-9).
»Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra» (Lucas 12:49-53).