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ALIMENTO DIARIO
«Para ti, mil años son, en realidad, como el día de ayer, que ya pasó; ¡son como una de las vigilias de la noche! ¡Nos arrebatas como una violenta corriente! ¡Somos etéreos como un sueño! ¡Somos como la hierba que crece en la mañana! Por la mañana crecemos y florecemos, y por la tarde se nos corta, y nos secamos.» Salmo 90:4-6
«Pero ustedes, hermanos, no viven en tinieblas, como para que ese día los sorprenda como un ladrón, sino que todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de la oscuridad, así que no durmamos como los demás, sino mantengámonos atentos y sobrios.» 1 Tesalonicenses 5:4-6
«Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.» Romanos 5:1
«Pero Dios, cuya misericordia es abundante, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida junto con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados (la gracia de Dios los ha salvado), y también junto con él nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales, para mostrar en los tiempos venideros las abundantes riquezas de su gracia y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.» Efesios 2:4-7
«En el día de la ira del Señor, nada podrá librarlos. Ni su plata ni su oro, porque toda la tierra será consumida por el fuego de su enojo. En un abrir y cerrar de ojos, el Señor destruirá a todos los habitantes de la tierra.» Sofonías 1:18
«Cumplan, pues, todos los mandamientos que en este día yo les mando cumplir, para que cobren fuerzas y crucen el río para entrar y tomar posesión de la tierra.» Deuteronomio 11:8
«Yo soy el Dios Altísimo… Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás. Pero al malvado Dios le dice: ‘¿Qué tienes tú que ver con mis leyes? ¿Por qué te atreves a hablar de mi pacto?… Ustedes, los que se olvidan de mí, entiendan bien esto; no vaya a ser que los despedace y no haya quien los libre de mí. El que me ofrece alabanzas, me honra; al que enmiende su camino, yo lo salvaré.'» Salmo 50:14a-16; 22-23
«¡Ninguno de ellos puede salvar a su hermano, ni dar nada a Dios a cambio de su vida! El rescate de una vida tiene un alto precio, y ningún dinero será jamás suficiente para que siga con vida para siempre y nunca llegue a experimentar la muerte.» Salmo 49:7-9
«Señor mío, espero ser digna de tu bondad. Tus palabras me infunden consuelo, pues me hablas con el corazón, aun cuando no puedo compararme a una sola de tus criadas.» Rut 2:13
«Ese día les ordené a sus jueces: ‘Presten atención a sus hermanos. Sean justos con cada uno de ellos, y con los extranjeros. Al dictar sentencia, no hagan distinción de personas, sino que deben atender lo mismo al débil que al poderoso. No tengan miedo de nadie, porque el juicio es de Dios. Si se les presenta un caso difícil, pásenmelo a mí, y yo lo atenderé.'» Deuteronomio 1:16-17