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ALIMENTO DIARIO
Entonces, ¿qué diremos? ¿Seguiremos pecando, para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? ¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado. Así que, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él. Porque en cuanto a su muerte, murió al pecado de una vez y para siempre; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:1-11
»¡Aquí está mi siervo, mi escogido, en quien me complazco! Yo lo sostengo; sobre él reposa mi espíritu. Él traerá la justicia a las naciones. Isaías 42:1
Después de cumplir con todo lo prescrito en la ley del Señor volvieron a Nazaret, que era su ciudad en Galilea. El niño crecía y se fortalecía y se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios reposaba en él. Lucas 2:39-40
Simeón los bendijo, y a María, la madre del niño, le dijo: «Tu hijo ha venido para que muchos en Israel caigan o se levanten. Será una señal que muchos rechazarán y que pondrá de manifiesto el pensamiento de muchos corazones, aunque a ti te traspasará el alma como una espada.» Lucas 2:34-35
El Espíritu Santo … le había revelado que no moriría antes de que viera al Ungido del Señor … Y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron al templo … él tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios. Lucas 2:25b-28
En Jerusalén vivía un hombre justo y piadoso, llamado Simeón, que esperaba la salvación de Israel. El Espíritu Santo reposaba en él. Lucas 2:25
Y cuando se cumplieron los días para que, según la ley de Moisés, ellos fueran purificados, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo ante el Señor y cumplir con lo que está escrito en la ley del Señor: «Todo primer hijo varón será consagrado al Señor», y para ofrecer un sacrificio en cumplimiento de la ley del Señor, que pide «un par de tórtolas, o dos palominos.» Lucas 2:22-24
Cuando se cumplieron los ocho días para que el niño fuera circuncidado, le pusieron por nombre JESÚS, que era el nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido. Lucas 2:21
Al ver al niño, contaron lo que se les había dicho acerca de él. Todos los que estaban escuchando quedaron asombrados de lo que decían los pastores, pero María guardaba todo esto en su corazón, y meditaba acerca de ello. Lucas 2:17-19
Cuando los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer.» Así que fueron de prisa, y hallaron a María y a José, y el niño estaba acostado en el pesebre. Lucas 2:15-16