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ALIMENTO DIARIO
Cuando se cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo. Y cuando sus vecinos y parientes supieron que Dios le había mostrado su gran misericordia, se alegraron con ella. Lucas 1:57-58
María se quedó con Elisabet como tres meses, y después volvió a su casa.
Lucas 1:56
Derrocó del trono a los poderosos, y puso en alto a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los dejó con las manos vacías. Lucas 1:52-53
La misericordia de Dios es eterna para aquellos que le temen. Con su brazo hizo grandes proezas, y deshizo los planes de los soberbios. Lucas 1:50-51
Entonces María dijo: «Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador… Grandes cosas ha hecho en mí el Poderoso; ¡Santo es su nombre! Lucas 1:46-47, 49
Elisabet recibió la plenitud del Espíritu Santo. Entonces ella exclamó a voz en cuello: «¡Bendita eres tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! … ¡Tan pronto como escuché tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre! Lucas 1:41b-42, 44
María dijo entonces: «Yo soy la sierva del Señor. ¡Cúmplase en mí lo que has dicho!» Y el ángel se fue de su presencia. Lucas 1:38
Pero María le dijo al ángel: «¿Y esto cómo va a suceder? ¡Nunca he estado con un hombre!» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido un hijo en su vejez, y ya está en su sexto mes de embarazo. ¡Para Dios no hay nada imposible!» Lucas 1:34-37
El ángel le dijo: «María, no temas. Dios te ha concedido su gracia. Vas a quedar encinta, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. Éste será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le dará el trono de David, su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Lucas 1:30-33
El ángel entró en donde ella estaba y le dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo.» Cuando ella escuchó estas palabras, se sorprendió y se preguntaba qué clase de saludo era ése. Lucas 1:28-29