PARA EL CAMINO

  • El que a buen árbol se arrima…

  • marzo 9, 2025
  • Rev. Germán Novelli Oliveros
  • Sermon Notes
  • © 2025 Cristo Para Todas Las Naciones
  • TEXTO: Salmo 91:1-16
    Salmo 91, Sermons: 1

  • «El Señor te cubrirá con sus plumas, y vivirás seguro debajo de sus alas», Salmo 91:4. Este Salmo es una reafirmación de la cualidad protectora de nuestro Dios, quien no olvida a sus hijos, sino que los libera y protege en los días de adversidad. En este inicio del tiempo de Cuaresma, recordamos que Jesús –nuestro Salvador– ha prometido estar con nosotros siempre, y que Él nos cubrirá bajo sus alas.

  • Que la paz y la protección de Dios sean tu refugio en esta hora, y que este mensaje sirva de aliento y esperanza para tu vida. En el nombre de Jesús. Amén.

    «El que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija», ¿quién no ha escuchado este refrán tan popular en nuestra cultura hispana? Pues yo lo escuché muchísimo en mi país, y leyendo un poco he descubierto que este dicho, que originalmente se decía en latín, podría tener más de 500 años. ¡Hasta Cervantes lo usó en el famoso relato de Don Quijote de la Mancha!

    ¿Y qué es eso que nos enseña este conocido adagio popular? Que aquellos que buscan resguardarse en el sitio correcto, seguramente alcanzarán la protección verdadera.

    Desde que somos chicos nos enseñan que, en tiempos de tragedias o emergencias, es muy importante que busquemos refugio en lugares seguros. Debajo de una mesa si hay un terremoto, en un sótano si viene un tornado, o en lugares altos cuando hay una inundación.

    Y ahora permite que te pregunte: ¿Dónde buscas un refugio seguro cuando te sientes mal, estás triste o frustrado, o cuando te ahogan los muchos problemas que enfrentamos en esta vida? ¿Cuál es tu lugar seguro?

    Recuerdo que hace muchos años conseguí una Biblia en mi trabajo que me encantaba, porque tenía una sección -no recuerdo si al principio o al final- en la que te decía los versos bíblicos a leer en situaciones especiales. Si estás triste, lee este versículo, si estás enfermo lee esto otro. ¡Era fantástica esta Biblia!

    Me llamaba la atención que había un texto que se repetía muchísimo y era el Salmo 91, la lectura bíblica de esta primera semana de la Cuaresma. Decía: Si tienes miedo, Salmo 91. Si estás sufriendo persecución, Salmo 91. En medio de la tentación, Salmo 91. Cuando hay pestes, ansiedad, necesidad de orar, o estás bajo ataque… pues sí, el Salmo 91. Algunos por ahí podrían decir: ¡Este Salmo es el mejor que hay! ¡Sirve para todo!

    Pero cuidado con esto. ¡La Biblia no puede leerse de esta forma todo el tiempo!

    Lo que sí es cierto, y confiable, es que los Salmos, al igual que toda la Escritura, es inspirada por Dios, es decir, es la Palabra de un Dios que quiere hablarte, que quiere que estés seguro en Él, y que es el mejor árbol al que nos podemos arrimar… ¡en las buenas y en las malas!

    Dicen los primeros versos:
    1 El que habita al abrigo del Altísimo y se acoge a la sombra del Omnipotente, 2 dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!»

    Es poderoso ver cómo el salmista reconoce que el Señor es: «Altísimo», porque no hay nada más grande que Él; «Omnipotente», es decir, que todo lo puede, que su poder no conoce límites; es «Esperanza», y que no hay otro como Él en el que podemos esperar lo mejor; y también dice que es un «Castillo», en donde podemos vivir confiados y seguros.

    Mis queridos amigos… yo no sé en dónde ustedes ponen su esperanza, o en dónde encuentran refugio por estos días, pero ojalá puedan ver en Dios, en el Señor, en nuestro Padre celestial que es altísimo, omnipotente, esperanza, y castillo fuerte, el mejor refugio ante todas las adversidades, porque si hay algo seguro en esta vida, es que tendremos adversidades.

    Mira lo que nos dice el salmista:
    3 El Señor te librará de las trampas del cazador; te librará de la peste destructora. 4 El Señor te cubrirá con sus plumas, y vivirás seguro debajo de sus alas. ¡Su verdad es un escudo protector! 5 No tendrás temor de los terrores nocturnos, ni de las flechas lanzadas de día; 6 no temerás a la peste que ronda en la oscuridad, ni a la mortandad que destruye a pleno sol.

    Trampas, pestes, terrores, flechas… al leer esto nos damos cuenta que la vida no es fácil, y que no es mentira que más frecuentemente de lo que creemos necesitamos que Dios -y no nosotros mismos- sea nuestro escudo.

    Fíjate que el Salmo 91 no nos dice que no habrá problemas, sino todo lo opuesto, y es que son tantos los desafíos a enfrentar que es por ello que necesitamos a Dios, ¡y mucho!

    Por un lado, el mundo. Eso que nos agobia con los mensajes de las redes sociales, las noticias, o inclusive esas personas a nuestro alrededor que de una o mil maneras tratan de que quitemos la vista de Dios. Por otra parte, el diablo. Sus ataques, tentaciones, sus falsas promesas y mentiras. Y finalmente, nuestra propia naturaleza. Esos pecados que cometemos, esos deseos que habitan en nuestra mente, nuestros corazones, e inclusive en nuestro actuar de todos los días.

    Y lo peor de todo, es que a menudo nos estamos arrimando al árbol -o los árboles- equivocados. Esto nos lleva a vivir indefensos, o con la defensa hecha pedazos.

    El pecado hace eso. Hace pedazos los muros que nos defienden. Al diablo le gusta eso, que nos sintamos y creamos que estamos solos y débiles.

    Es como en el fútbol o en deportes similares. De qué te sirve tener a los mejores atacantes, o al mejor entrenador, si tu defensa es débil y tus rivales no tendrán problemas al atacarte y hacerte goles.

    Deja que te pregunte de nuevo: ¿Dónde buscas un refugio seguro cuando te sientes agobiado? ¿Cuál es tu lugar seguro?

    ¿Sabes qué es lo que más me gusta de este Salmo? Es que nos deja claros que nuestra defensa, nuestra protección, nuestra seguridad, está en Dios. ¡En nada ni nadie más!

    El salmista nos dice además:
    9 Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector, 10 no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa. 11 El Señor mandará sus ángeles a ti, para que te cuiden en todos tus caminos. 12 Ellos te llevarán en sus brazos, y no tropezarán tus pies con ninguna piedra. 13 Aplastarás leones y víboras; ¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!

    Mis queridos amigos, como ya dije esta semana comenzamos el tiempo de Cuaresma. Son los cuarenta días de preparación antes de que recordemos en Semana Santa el sufrimiento, sacrificio y muerte de Jesús, y celebremos su resurrección gloriosa en la Pascua. La vida de todo creyente es así. Antes de la resurrección llena de vida, hay que pasar por el martirio de la cruz y de la muerte. Antes de la gloria, viene el sacrificio. Antes de la alegría, viene el sufrimiento. Antes de la bendición del perdón, viene también el dolor por nuestros pecados y el proceso que implica el arrepentimiento.

    La Cuaresma nos invita a vivir todos estos eventos tan importantes en la vida de Jesús. Yo sé que a muchos les encanta leer al Jesús que hace milagros, que sana gente, que enseña a sus discípulos, y que se llena de seguidores. Pero ése no es el único Jesús que encontramos en la Biblia. También está el Jesús que por amor a todos nosotros sufrió, fue afligido y castigado, y que murió para alcanzar nuestra salvación. Para convertirse en tu defensa y en tu buen árbol, Él tuvo que morir indefenso y en otro árbol, en una cruz.

    Y es la cruz el mejor árbol al que podemos arrimarnos en nuestro andar diario y en medio de todas las adversidades de la vida. Es la Palabra de Dios el mejor refugio que todo creyente puede encontrar en su caminar por estos valles de sombra de muerte. Es Jesucristo nuestro Dios altísimo, omnipotente, y castillo fuerte, donde podemos vivir confiados de que hemos sido salvados, perdonados, y redimidos por el Cristo de la cruz, por el buen árbol al que nos arrimamos en nuestra vida cristiana.

    Yo no sé si usted sabía esto, pero este Salmo -al igual que otros tantos textos de la Biblia- no tiene un autor definido o conocido. De hecho ni siquiera sabemos con exactitud cuándo, o en qué tiempo, fue escrito.

    Y esto no me preocupa mucho porque al final de cuentas San Pablo nos dice en 2da de Timoteo 3:16 que: «Toda Escritura es inspirada por Dios…». Es decir, todo lo que dice la Biblia es Dios hablándonos a nosotros, es lo que Él ha querido revelarnos.

    Precisamente, los versículos 14 al 16 del Salmo 91 están escritos en una forma narrativa que dieran la impresión que es Dios mismo hablándonos… ¡mira lo que nos dice el Señor!

    14 «Yo lo pondré a salvo, porque él me ama. Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre. 15 Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en medio de la angustia. Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré. 16 Le concederé muchos años de vida, y le daré a conocer mi salvación.»

    Aférrate a Jesús en este tiempo de Cuaresma. Quédate con Él en su camino a la cruz, porque Él estará contigo hasta la resurrección. Cuando sientas que estás perdido, en problemas, angustiado por los menesteres de la vida, arrímate al buen árbol de la Palabra de Dios, y créeme que allí el Señor te protegerá, te cuidará, te cubrirá con sus alas, obrará en ti un corazón que confiesa a Cristo, le cree, y se arrepiente, y puedo asegurarte que este mismo Cristo te librará de la muerte y la condenación.

    ¡Para eso vino el Señor!

    No para que en tu vida no hubiera problemas que enfrentar ni cruces que llevar. Sino para estar contigo, pelear por ti, ganar para ti, y defenderte de todas esas cosas malas que te quieren abrumar. Con su sacrificio en la cruz, Jesucristo venció al diablo, al mundo, y a cualquier cosa que intenta separarte del refugio seguro del Señor. Así que cuidado con buscar cobijo en los árboles equivocados de las falsas creencias, los falsos amigos, y las acciones que te alejan de Dios.

    Es Jesús, su Palabra y su poder, lo que cuidará de ti y te dará la salvación. Es Jesús el buen árbol al que podemos arrimarnos para tener el cobijo de Dios para siempre.

    Si quieres conocer más de Jesús y de la salvación y defensa que tiene para ti y para todos los que en Él creen, te invito a ponerte en contacto con nosotros aquí en Cristo Para Todas las Naciones. Amén.