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PARA EL CAMINO
Lucas 3:15-22
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En este domingo los cristianos recordamos el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo. La cultura y creencias erradas nos hacen pensar que el Bautismo es una obra humana, es decir, algo que hacemos nosotros por Dios y no la obra del Señor en nosotros. Por eso nos preocupamos más por la fiesta, los padrinos, y la parafernalia, y dejamos a un lado lo mejor del Bautismo: la gracia. De principio a fin, el Sacramento es la obra de amor de Dios por nosotros, quien –sin esperar nada a cambio– envió a Su único Hijo a cumplir toda justicia con su vida, bautismo, muerte y resurrección.
Lucas 3:1-6
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El Dios eterno y santo se metió en la historia de este mundo atribulado y desesperanzado, donde la mentira y la mezquindad abundan, entrando en el seno de una joven virgen de nombre María. Dios se hizo carne, ser humano como nosotros pero sin pecado, para padecer nuestras tristezas y dolores y para cargar con el castigo que nuestro pecado merecía.
Lucas 3:1-6
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El Dios eterno y santo se metió en la historia de este mundo atribulado y desesperanzado, donde la mentira y la mezquindad abundan, entrando en el seno de una joven virgen de nombre María. Dios se hizo carne, ser humano como nosotros pero sin pecado, para padecer nuestras tristezas y dolores y para cargar con el castigo que nuestro pecado merecía.
Lucas 3:21-22
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Si Jesús era el Hijo sin pecado de Dios, ¿por qué se bautizó? ¿Qué relación tiene el bautismo de Jesús con nuestro bautismo?
Lucas 3:2-14
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A todos nos cuesta reconocer que hacemos cosas tontas y malas. Es por ello que nos aferramos a la idea de que estamos haciendo bien las cosas, y que nadie tiene el derecho de decirnos lo que debemos hacer. Pero, ¿será que las cosas son tanto así?