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ALIMENTO DIARIO
Dichoso el que hace frente a la tentaciĂłn; porque, pasada la prueba, se hace acreedor a la corona de vida, la cual Dios ha prometido dar a quienes lo aman. Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios. Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos. Santiago 1:12-14
TĂș, hijo de hombre, dile al pueblo de Israel: «Ustedes se disculpan y dicen: ‘Pesan sobre nosotros nuestras rebeliones y nuestros pecados, y por eso somos consumidos. ÂżCĂłmo vamos a vivir asĂ?’ Pues yo, su Señor y Dios, juro que no quiero la muerte del impĂo, sino que este se aparte de su mal camino y viva. ÂżPor quĂ© ustedes, pueblo de Israel, quieren morir? ÂĄApĂĄrtense, apĂĄrtense de su mal camino!» Ezequiel 33:10-11
TambiĂ©n les dijo esta parĂĄbola: «Un hombre habĂa plantado una higuera en su viña, y cuando fue a buscar higos en ella no encontrĂł ninguno. Entonces le dijo al viñador: «Hace tres años que vengo a buscar higos en esta higuera, y nunca encuentro uno solo. ÂĄCĂłrtala, para que no se desaproveche tambiĂ©n la tierra!» Pero el viñador le dijo: «Señor, dĂ©jala todavĂa un año mĂĄs, hasta que yo le afloje la tierra y la abone. Si da fruto, quĂ© bueno. Y si no, cĂłrtala entonces.»» Lucas 13:6-9
En ese momento estaban allĂ algunos que le contaron a JesĂșs el caso de los galileos cuya sangre Pilato habĂa mezclado con los sacrificios que ellos ofrecĂan. JesĂșs les dijo: «¿Y creen ustedes que esos galileos eran mĂĄs pecadores que el resto de los galileos, solo porque padecieron asĂ? ÂĄPues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, tambiĂ©n morirĂĄn como ellos». Lucas 13:1-3
Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que es el poner su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oà de mi Padre, se las he dado a conocer a ustedes. Juan 15:12-15
Porque de tal manera amĂł Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigĂ©nito, para que todo aquel que en Ă©l cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no enviĂł a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Ă©l. El que en Ă©l cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creĂdo en el nombre del unigĂ©nito Hijo de Dios. Juan 3:16-18
Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: «Por esto que has hecho, ÂĄmaldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo! ÂĄTe arrastrarĂĄs sobre tu vientre, y polvo comerĂĄs todos los dĂas de tu vida! Yo pondrĂ© enemistad entre la mujer y tĂș, y entre su descendencia y tu descendencia; Ă©l te herirĂĄ en la cabeza, y tĂș la herirĂĄs en el talĂłn». GĂ©nesis 3:14-15
Todos perderemos el rumbo, como ovejas, y cada uno tomarĂĄ su propio camino; pero el Señor descargarĂĄ sobre Ă©l todo el peso de nuestros pecados. Se verĂĄ angustiado y afligido, pero jamĂĄs emitirĂĄ una queja; serĂĄ llevado al matadero, como un cordero; y como oveja delante de sus trasquiladores se callarĂĄ y no abrirĂĄ su boca. IsaĂas 53:6-7
SerĂĄ despreciado y desechado por la humanidad entera. SerĂĄ el hombre mĂĄs sufrido, el mĂĄs experimentado en el sufrimiento. ÂĄY nosotros no le daremos la cara! ÂĄSerĂĄ menospreciado! ÂĄNo lo apreciaremos! Con todo, Ă©l llevarĂĄ sobre sĂ nuestros males, y sufrirĂĄ nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero Ă©l serĂĄ herido por nuestros pecados; ÂĄmolido por nuestras rebeliones! Sobre Ă©l vendrĂĄ el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados. IsaĂas 53: 3-5
Desde entonces JesĂșs comenzĂł a explicar a sus discĂpulos que Ă©l debĂa ir a JerusalĂ©n y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir y resucitar al tercer dĂa. Pedro lo llevĂł aparte y comenzĂł a reconvenirlo: «Señor, ÂĄten compasiĂłn de ti mismo! ÂĄQue esto jamĂĄs te suceda!» Mateo 16: 21-22