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ALIMENTO DIARIO
Entonces hallarás tu deleite en mí. Yo, el Señor, te llevaré a las alturas de la tierra, y allí te daré a comer de la herencia de tu padre Jacob. La boca del Señor lo ha dicho. Isaías 58:14
Elevo mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, creador del cielo y de la tierra. El Señor no dejará que resbales; el que te cuida jamás duerme. Toma en cuenta que nunca duerme el protector de Israel. El Señor es tu protector; el Señor es como tu sombra: ¡siempre está a tu mano derecha! Ni el sol te fatigará de día, ni la luna te agobiará en la noche. El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida. El Señor te estará vigilando cuando salgas y cuando regreses, desde ahora y hasta siempre. Salmo 121:1-8
¿Quién de ustedes es sabio y entendido? Demuéstrelo con su buena conducta, y por medio de actos realizados con la humildad propia de la sabiduría. Santiago 3:13
Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan! Santiago 2:19
No te vengues, ni guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. Levítico 19:18
Mientras Jesús iba de camino entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo hospedó en su casa. Marta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta, que estaba ocupada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!’ Jesús le respondió: ‘Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.’ Lucas 10:38-42
Señor y Dios nuestro, ¡sálvanos! ¡Haz que regresemos de entre las naciones para que alabemos tu santo nombre, y alegres te cantemos alabanzas! ¡Bendito seas Señor, Dios de Israel, desde siempre y hasta siempre! Que todo el pueblo diga: «¡Amén!» ¡Aleluya!
Salmo 106:47-48
«… dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo». Efesios 5:20
Y aunque mi conciencia no me acusa de nada, no por eso quedo justificado; quien me juzga es el Señor. 1 Corintios 4:4
El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce? Jeremías 17:9