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ALIMENTO DIARIO
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6
Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra prometida. Mateo 5:5 (DHH)
Cuando Jesús vio a la multitud, subió al monte y se sentó. Entonces sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:1-4
Y a Jesús le dijo: Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lucas 23:42-43
Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Gálatas 5:17, 22-23a
Donde ya no importa el ser griego o judío, estar circuncidado o no estarlo, ser extranjero o inculto, siervo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos. Colosenses 3:11
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en todos los problemas. ¡Ha puesto fin a las guerras en los confines de la tierra! ¡Ha roto los arcos y despedazado las lanzas! ¡Ha arrojado al fuego los carros de guerra! Salmo 46:1, 9
Recuerda las promesas que me hiciste, en las cuales he puesto mi esperanza. En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida. Salmo 119:49-50
Allí no volverá a haber noche; no hará falta la luz de ninguna lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará. Y reinarán por los siglos de los siglos. Apocalipsis 22:5
¡Ya viene el día, candente como un horno! En ese día, todos los soberbios y todos los malhechores serán como estopa, y serán consumidos hasta las raíces. ¡No quedará de ellos ni una rama! Lo digo yo, el Señor de los ejércitos. Pero para ustedes, los que temen mi nombre, brillará un sol de justicia que les traerá salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría, como los becerros cuando se apartan de la manada. Malaquías 4:1-2