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ALIMENTO DIARIO
Miércoles de Ceniza Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1 Corintios 15:22
Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da en posesión, y la hayas tomado y habites en ella, tomarás una parte de todos los primeros frutos que obtengas de la tierra que el Señor tu Dios te da, la pondrás en una canasta, y te dirigirás al lugar que el Señor tu Dios escoja como residencia de su nombre. Te presentarás ante el sacerdote que en esos días esté en funciones, y le dirás: «Hoy declaro, ante el Señor tu Dios, que he entrado en la tierra que el Señor juró dar a nuestros padres». Deuteronomio 26:1-3
«Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!» Salmo 91:2
Por tanto, imiten a Dios, como hijos amados. Vivan en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de aroma fragante. Efesios 5:1-2
Aparecieron entonces dos hombres, y conversaban con él. Eran Moisés y Elías, que rodeados de gloria hablaban de la partida de Jesús… Entonces, desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!» Cuando la voz cesó, Jesús se encontraba solo. Lucas 9:30-31a, 35-36a
Por lo tanto, hermanos santos, que tienen parte del llamamiento celestial, consideren a Cristo Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos. Él es fiel al que lo constituyó, como lo fue también Moisés en toda la casa de Dios. Pero a Jesús se le ha concedido más honor que a Moisés, así como al que hace una casa se le rinde más honor que a la casa misma. Porque toda casa es hecha por alguien, pero el que hizo todas las cosas es Dios. Como siervo, Moisés fue fiel en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que se iba a decir. Cristo, en cambio, como hijo es fiel sobre su casa, que somos nosotros, si mantenemos la confianza firme hasta el fin y nos gloriamos en la esperanza. Hebreos 3:1-6
Moisés subió desde los campos de Moab hasta el monte Nebo, hasta la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó, y allí el Señor le mostró toda la tierra… Allí, en la tierra de Moab, murió Moisés, el siervo del Señor… Deuteronomio 34:1a, 5a
¡El Señor reina! Los pueblos tiemblan… Tú, poderoso Rey, amas el juicio; tú confirmas la rectitud; tú has ejercido en Jacob el derecho y la justicia. Salmo 99:1a, 4
Porque: «Todo hombre es como la hierba, y toda su gloria es como una flor. La hierba se seca, y la flor se marchita, pero la palabra del Señor permanece para siempre.» Y éstas son las buenas noticias que se les han anunciado. 1 Pedro 1:24-25
[Jesús dijo] «Ustedes deben amar a sus enemigos, hacer el bien y dar prestado, sin esperar nada a cambio. Grande será entonces el galardón que recibirán, y serán hijos del Altísimo. Porque él es benigno con los ingratos y con los malvados. Por lo tanto, sean compasivos, como también su Padre es compasivo.» Lucas 6:35-36