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ALIMENTO DIARIO
Entonces Moisés y los hijos de Israel elevaron este cántico al Señor. Dijeron: Cantaré al Señor, que se ha engrandecido… El Señor es mi fortaleza y mi cántico; ¡el Señor es mi salvación! Éxodo 15:1-2 Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén. Mateo 28:18-20
Domingo de Pascua Pero Moisés le dijo al pueblo: «No tengan miedo. Manténganse firmes, y vean la salvación que el Señor llevará hoy a cabo en favor de ustedes.» Éxodo 14:13 Pero el ángel les dijo a las mujeres: «No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como él dijo… vayan pronto y digan a sus discípulos que él ha resucitado de los muertos… En eso, Jesús les salió al encuentro y les dijo: …»No teman. Vayan y den la noticia a mis hermanos, para que vayan a Galilea.» Mateo 28:5-10
Sábado de Gloria José de Arimatea… le rogó a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús, y Pilato se lo permitió. Entonces José fue y se llevó el cuerpo de Jesús… En el lugar donde Jesús fue crucificado, había un huerto, y en el huerto había un sepulcro nuevo, en el que aún no habían puesto a nadie. Y por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Juan 19:38-42
Viernes Santo Pero Jesús, después de clamar nuevamente a gran voz, entregó el espíritu. En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hacia abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron, y muchos cuerpos de santos, que ya habían muerto, volvieron a vivir. Mateo 27:50-52
Jueves Santo Mientras comían, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, y les dijo: «Tomen, coman; esto es mi cuerpo.» Después tomó la copa, y luego de dar gracias, la entregó a sus discípulos y les dijo: «Beban de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos, para perdón de los pecados.» Mateo 26:26-28
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y vio también presente al discípulo a quien él amaba, le dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Y al discípulo le dijo: «Ahí tienes a tu madre.» Y a partir de ese momento el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27
Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, lo mismo que a los malhechores, uno a la derecha de Jesús y otro a su izquierda… [Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»] Uno de los malhechores que estaban allí colgados lo insultaba y le decía: «Si tú eres el Cristo, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!» Pero el otro lo reprendió y le dijo: «¿Ni siquiera ahora, que sufres la misma condena, temes a Dios? Lo que nosotros ahora padecemos es justo, porque estamos recibiendo lo que merecían nuestros hechos, pero éste no cometió ningún crimen.» Y a Jesús le dijo: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.» Lucas 23:33-34, 39-43
Detrás de Jesús iba una gran multitud del pueblo, y mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Pero Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí, sino por ustedes mismas y por sus hijos. Porque vienen días en que se dirá: ‘Dichosas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no amamantaron.’ Entonces comenzarán a pedir a los montes: ‘¡Caigan sobre nosotros!’ Y dirán a las colinas: ‘¡Cúbrannos por completo!’ Porque, si esto hacen con el árbol verde, ¡qué no harán con el árbol seco!» Lucas 23:27-31
Domingo de Ramos Conforme Jesús avanzaba, la multitud tendía sus mantos por el camino. Cuando se acercó a la bajada del monte de los Olivos, todo el conjunto de sus discípulos comenzó a gritar de alegría y a alabar a Dios por todas las maravillas que habían visto; y decían: «¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!» Algunos de los fariseos que iban entre la multitud le dijeron: «Maestro, ¡reprende a tus discípulos!» Pero Jesús les dijo: «Si éstos callaran, las piedras clamarían.» Lucas 19:36-40
Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y alrededor de él reunieron a toda la compañía; luego lo desnudaron, le echaron encima un manto escarlata; sobre la cabeza le pusieron una corona tejida de espinas, y en la mano derecha le pusieron una caña; entonces se arrodillaron delante de él, y burlonamente le decían: «¡Salve, Rey de los judíos!» Además, le escupían y con una caña le golpeaban la cabeza. Mateo 27:27-30