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ALIMENTO DIARIO
Canto de ascenso gradual. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR y anda en sus caminos: Cuando comas del trabajo de tus manos serás feliz y te irá bien. Salmo 128: 1-2 RVA-2015
«Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel, a todos los cautivos que permití que fueran llevados de Jerusalén a Babilonia… Procuren la paz de la ciudad a la que permití que fueran llevados. Rueguen al Señor por ella, porque si ella tiene paz, también tendrán paz ustedes.» Jeremías 29: 4, 7
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero se lo prohibimos, porque no es de los nuestros.» Pero Jesús les dijo: «No se lo prohíban, porque nadie puede hacer un milagro en mi nombre, y luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor de nosotros. De cierto les digo que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, por ser ustedes de Cristo, no perderá su recompensa». Marcos 9: 38-41
¿Hay alguien entre ustedes, que esté afligido? Que ore a Dios. ¿Alguno de ustedes está de buen humor? Que cante alabanzas. ¿Hay entre ustedes algún enfermo? Que se llame a los ancianos de la iglesia, para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados. Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva. Santiago 5: 13-16
Pero la gente extranjera que se mezcló con ellos sintió un apetito incontenible, y los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: «¡Cómo nos gustaría que alguien nos diera a comer carne! ¡Cómo extrañamos el pescado que comíamos en Egipto! ¡Y los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos que nos regalaban! ¡Ahora andamos con la garganta reseca, pues no vemos nada más que este maná!»… Moisés oyó que el pueblo lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda, y la ira del Señor se encendió en gran manera, y también a Moisés le pareció mal. Entonces Moisés le reclamó al Señor: «¿Por qué le has hecho este mal a tu siervo? ¿Por qué no soy digno de tu bondad? ¿Por qué has puesto sobre mí la carga de todo este pueblo? ¿Acaso yo lo concebí? ¿O acaso yo lo engendré, para que me pidas llevarlo en mi seno, como si fuera yo su madre y los estuviera amamantando, hasta la tierra que prometiste dar a sus padres? ¿De dónde voy yo a sacar carne para alimentar a todo este pueblo? Ellos lloran, y vienen a decirme: «¡Danos a comer carne!» ¡Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡Me es una carga demasiado pesada! Si así me vas a tratar, voy a agradecerte que me mates. Y si acaso merezco tu favor, ¡no me dejes ver mi propia desgracia!» El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo… Moisés salió de allí y repitió ante el pueblo las palabras del Señor; luego reunió a los setenta ancianos del pueblo, y los hizo esperar alrededor del tabernáculo. Números 11: 4-6, 10-16, 24
¡Sea tu gloria eterna, Señor! ¡Que te regocijen las obras que has hecho! Si miras la tierra, ésta tiembla; si tocas los montes, éstos echan humo. Señor, ¡toda mi vida te cantaré! Dios mío, ¡yo te cantaré salmos mientras viva! Salmo 104: 31-33
Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación. Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación. Santiago 1: 17-18
Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera, porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del Hombre será entregado a los poderes de este mundo, y lo matarán. Pero, después de muerto, al tercer día resucitará.» Ellos no entendieron lo que Jesús quiso decir con esto, pero tuvieron miedo de preguntárselo. Marcos 9: 30-32
¿Quién de ustedes es sabio y entendido? Demuéstrelo con su buena conducta, y por medio de actos realizados con la humildad propia de la sabiduría. Pero si ustedes abrigan en su corazón amargura, envidia y rivalidad, no tienen de qué presumir y están falseando la verdad. Esta clase de sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, estrictamente humana, y diabólica. Pues donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de mal. Pero la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina. Y el fruto de la justicia se siembra en paz para los que trabajan por la paz. Santiago 3: 13-4: 10
Tú, Señor me lo hiciste saber, y yo lo comprendí. Tú hiciste que yo me diera cuenta de sus obras. Yo parecía un cordero inocente que llevan al degolladero. No entendía lo que estaban tramando contra mí, cuando decían: «Destruyamos el árbol con su fruto. Cortémoslo de esta tierra de los vivientes, y que de su nombre no quede ni el recuerdo.» Pero tú, Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia y que escudriñas la mente y el corazón, permíteme ver cómo te vengas de ellos, porque ante ti he expuesto mi causa. Jeremías 11: 18-20