ALIMENTO DIARIO

  • "Ya lo sabía"


  • agosto 16, 2011
  • Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2


  • La Asociación Americana de Psicología y el Periódico de Psicología Clínica dicen haber descubierto que las personas que creen en un Dios amable, tienden a preocuparse menos que quienes creen en una Deidad indiferente o vengativa.

    Dejemos en claro que la Asociación no está diciendo que tal Dios existe. Como grupo científico que es, jamás se atrevería ni podría decir algo así. Todo lo que está diciendo es que el creer en un Dios bueno es mejor que creer en un Dios malo.

    Se me ocurre que bien podrían haber ahorrado el dinero que invirtieron en llevar a cabo esos estudios.

    Todo lo que tenían que hacer, era leer los primeros versos del Salmo 46, donde el autor confiesa que el Señor es su refugio, su fortaleza, su ayuda cuando surgen problemas… o preguntarles a los millones y millones de cristianos que han sido llamados a la fe en el Salvador crucificado y resucitado.

    Si hubieran hecho eso, se habrían enterado cómo el Señor viviente ha consolado a quienes han perdido a un ser querido, ha dado esperanza a los padres cuyos hijos están enfermos, y ha iluminado el camino a los que andan en la oscuridad.

    Es mi esperanza y oración que cada persona que lee este devocional conozca a este Señor benevolente… y confíe en él aún cuando, o mejor dicho, especialmente cuando el piso se les esté moviendo y sientan que el mundo se les está derrumbando.

    Si usted no conoce a este Señor, le invito a que, antes que se ponga el sol, vaya a Belén y se encuentre con el Niño recién nacido, el Hijo de Dios, el Salvador. Acompáñelo durante su ministerio, y vea cuánto amó a quienes parecían no merecer ser amados, y dio esperanza a quienes estaban desesperados.

    Cuando mire a la cruz del Calvario, piense que fueron sus pecados y los míos los que lo clavaron a ella. Luego vaya corriendo a la tumba vacía, y recuerde que Jesús está vivo… y que le ama.

    ORACIÓN: Señor, te doy gracias porque, en tu gracia, me has dado fe en el Salvador. Ayúdame a buscar y encontrar en ti mi refugio y fortaleza en todo tiempo. En el nombre de tu Hijo. Amén.

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