ALIMENTO DIARIO

  • "Una vida nueva"


  • septiembre 20, 2008
  • Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17


  • 200 millas al norte de la ciudad de Los Ángeles se encuentra el Valle de la Muerte.

    El gobierno de los Estados Unidos dice que el Valle de la Muerte es el lugar más caliente del país, con temperaturas que han llegado hasta los 134º F (56º C).

    El Valle de la Muerte probablemente sea también unos de los lugares más secos e inhóspitos del país. Debido a las altas temperaturas, los riachuelos que llegan hasta allí se evaporan, y sólo caen dos pulgadas y media de lluvia al año.

    Hace unos cuantos años, por uno de esos caprichos de la naturaleza, en esa tierra tan árida llovió durante diecinueve días seguidos. Millones de semillas que habían estado dormidas durante años, de golpe florecieron. El Valle de la Muerte se llenó de belleza, de color, y de vida.

    Uno no tiene que ser un gran teólogo para ver eso como un maravilloso ejemplo del tipo de cambio que Jesús produce en el corazón del pecador perdonado.

    Nosotros sabemos que, al igual que el Valle de la Muerte, el mundo es un lugar seco e inhóspito. El odio, el enojo, los prejuicios, los miedos, y las preocupaciones, absorben y extinguen toda compasión y misericordia, y hacen que nuestras vidas a veces nos parezcan desérticas y vacías.

    Pero cuando nos acercamos y bebemos de Jesús, el agua viva, todo se transforma: la muerte pasa a ser vida; la desesperación, esperanza; lo feo, bello.

    Si la lluvia, que fue creada y es enviada por Dios, puede transformar un desierto, con más razón el hijo de Dios puede transformar un corazón endurecido.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

    ORACIÓN: Señor Jesús, tú que tienes poder para transformar aún a los corazones más endurecidos, te pido que, con el poder de tu gracia y amor, infundas vida en quienes todavía viven en un desierto espiritual. En tu nombre. Amén.