+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán. Mateo 24:35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán. Mateo 24:35
A través de los años he perdido muchas cosas: papeles, la billetera, y a cada rato pierdo los lentes. Pero, aún así, estoy orgulloso de decir que nunca he perdido un país.
Si se está preguntando cómo se puede perder un país, déjeme contarle que, de acuerdo a la agencia de noticias CNN de Canadá, los mapas del mundo que la cadena de mueblerías escandinava Ikea vende en el país islámico Abu Dhabi, no muestran al estado de Israel.
Como se podrán imaginar, Israel no está para nada contento con este error. Los líderes de la nación son totalmente conscientes de que esto es un «reflejo de la realidad del mundo árabe que se rehúsa a reconocer la existencia de un estado judío independiente».
Supongo que eventualmente se ofrecerán y aceptarán disculpas, e Israel volverá a aparecer en esos mapas.
Pero aún así, este incidente nos recuerda que llegará el día en que el cielo y la tierra dejarán de existir. En ese día del Juicio, todo los países del mundo, todas las ciudades, todas las comunidades, y todas las fronteras van a desaparecer.
En ese día quienes hayan puesto su fe en cosas terrenales se darán cuenta que estaban equivocados y que perdieron todo.
Pero gracias a Jesucristo, ese día no tiene que ser un día de terror o pérdida. Quienes conocen a Jesús como Salvador y creen en su Palabra, serán llevados por el Señor a través del valle de sombras de muerte a una nueva tierra. Una tierra donde no habrá más lágrimas ni penas, ni odios ni terrores, una tierra en la que el dolor, la maldad y los problemas no existirán.
Esa nueva tierra que Dios nos promete es un regalo que nadie debería rechazar.
ORACIÓN: Querido Padre celestial, ayúdame a recordar en todo momento que el sufrimiento, muerte y resurrección de tu Hijo me abrió las puertas a la nueva tierra. Envía tu Espíritu Santo a quienes todavía no te conocen, para que, creyendo en ti, reciban también tu maravilloso regalo. En el nombre de Jesús. Amén.