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ALIMENTO DIARIO
Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes. Isaías 55:9Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes. Isaías 55:9
La familia Clark vivía en Escocia, pero soñaban con emigrar a los Estados Unidos.
Para ellos, juntaron y ahorraron todo el dinero que pudieron hasta que, finalmente, lograron comprar boletos en el barco que los traería a una nueva vida en una nueva tierra.
Sólo faltaban siete días para embarcar cuando, como a menudo sucede con los planes que hacemos, todo se fue por la borda. Al hijo menor lo mordió un perro. No era nada grave, pero lo suficiente como para que el médico del pueblo colgara un cartel que decía CUARENTENA en la puerta de la casa, ya que había una pequeña posibilidad de que el niño hubiera contraído rabia.
El barco zarpaba en una semana, mientras que el niño debía estar en cuarentena por dos. La cruda realidad era que el barco se iba a ir sin ellos abordo.
El papá no estaba para nada contento. Estaba frustrado con su hijo (que no tenía la culpa de haber sido mordido por el perro), y furioso con Dios. Su mal humor se agravó más el día que el barco zarpó del puerto, y continuó así hasta el 15 de abril.
Ese día, el 15 de abril, fue cuando se enteraron que el barco en el cual no habían podido viajar, el Titanic, se había hundido… y con él más de 1.500 personas.
Instantáneamente, la actitud del Sr. Clark cambió. De estar enojado y de mal humor, pasó a abrazar a su hijo y agradecer a Dios pues habían sido salvados. Lo que parecía haber sido una tragedia, se había transformado en un triunfo.
Esta es una historia verdadera… una que, aunque los detalles sean diferentes, se ha dado más de una vez en mi vida, y probablemente también en la suya. Porque todos hacemos planes, y cuando esos planes no se dan, nos enojamos, nos ponemos de mal humor, y le echamos la culpa a quien sea, desde nuestra familia, hasta al Señor.
Hoy le quiero alentar a que, cuando algo así le suceda, piense en lo siguiente: el Señor, cuyos pensamientos y caminos son mucho más altos que los nuestros, siempre va a hacer lo que es mejor para nosotros. Él, que envió a su Hijo al mundo para ser ofrecido en sacrificio como rescate por la culpa de nuestros pecados, nunca nos va a abandonar. Su amor y su gracia no tienen límite, y su fidelidad es incuestionable.
Sí, podemos confiar que Dios siempre va a hacer lo correcto y mejor para nosotros.
ORACIÓN: Señor todopoderoso, mi capacidad para ver el futuro o interpretar el presente es muy limitada. Ayúdame a ver las frustraciones, los miedos, los sufrimientos y los problemas, a través de tus ojos, y enséñame a orar siempre que se haga tu voluntad. En el nombre del Salvador. Amén.
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