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ALIMENTO DIARIO
¡Ya sabía yo que tú eres un Dios clemente y piadoso, lento para la ira y grande en misericordia, y que te arrepientes del mal! Jonás 4:2b¡Ya sabía yo que tú eres un Dios clemente y piadoso, lento para la ira y grande en misericordia, y que te arrepientes del mal! Jonás 4:2b
Vivimos en un mundo en el que reina la tecnología. Cada vez son más los artículos que nos advierten que los consumidores no tenemos las herramientas ni el conocimiento o la capacidad para arreglarlas, por lo que, si se rompen, debemos llevarlas a los expertos.
Quizás haya sido una frustración acumulada con la sociedad altamente tecnológica de nuestros días lo que provocó a Laureano Lovato. El 13 de abril pasado, Laureano se subió a su Camaro, pero no logró hacerlo arrancar. Probó todo lo que se le ocurrió, pero aún así no tuvo suerte. Frustrado y furioso, Laureano sacó un revólver y disparó dos tiros al parabrisas.
Como consecuencia por su acción, Laureano fue condenado a 90 días en la cárcel.
Muchos quizás esperen que condene la acción violenta de ese hombre. Y es cierto, la condeno. Pero por otro lado, y luego de haber tenido una cortadora de césped que me sacó ampollas aún antes de usarla, puedo comprender su ira.
Es por ello que doy gracias porque Dios es ‘lento para la ira y grande en misericordia’.
Es que la mayoría de nosotros, miembros de la raza humana, nos parecemos mucho a ese Camaro que no quería arrancar. Como dijo San Pablo: ‘las cosas que debería hacer, no las hago’. Día tras día, año tras año, no hacemos lo que el Señor desearía que hiciéramos.
¿Cómo reacciona el Señor a nuestra constante desobediencia?
A pesar de ser justo y de castigar los pecados nos perdona, el Señor sigue siendo lento para la ira. Es por ello que, en su gran amor, Dios envió a su Hijo al mundo. Jesús cumplió todos los Mandamientos que nosotros no cumplimos, y resistió todas las tentaciones que nosotros no resistimos. Él vivió, murió y resucitó para que nosotros podamos ser salvos.
Por fe en el Salvador sabemos que somos perdonados de las cosas erradas que hacemos, y de las cosas buenas que no hacemos. Por fe en el Salvador sabemos que un día el Señor nos llevará a su reino celestial.
ORACIÓN: Señor, cada día cometo pecados. Por todos mis errores te pido perdón. Con corazón arrepentido te doy gracias porque enviaste a tu Hijo al mundo para rescatarme y darme una vida nueva. En su nombre. Amén.
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