ALIMENTO DIARIO

  • "Prioridades"


  • septiembre 18, 2008
  • Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?" "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente", le respondió Jesús. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." Mateo 22:35-39Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?" "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente", le respondió Jesús. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." Mateo 22:35-39


  • Seguramente hay momentos en los que, al mirarnos desde el cielo, el Señor debe agarrarse la cabeza, pues no siempre hacemos las elecciones correctas, ni decimos palabras positivas o de aliento, ni reaccionamos sin perder la calma.

    Lo más probable es que Dios haya decidido darnos sus mandamientos porque vio lo desconcertantes que a veces son nuestras prioridades. Por eso es que, hablando con un abogado que le había tendido una trampa, Jesús dijo que debemos amar a Dios, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

    ¿Difícil? Quizás. ¿Imposible? Decididamente no. Para rescatarnos de la condenación eterna que nuestra desobediencia demandaba, Dios envió a su único Hijo a este mundo para que tomara nuestro lugar. Jesús resistió toda tentación, cumplió todos los mandamientos, cargó con la culpa de todos nuestros pecados, y con su resurrección venció para siempre a la muerte.

    Jesús practicó lo que predicó, amando a su Padre por sobre todas las cosas, y amando no sólo a sus prójimos sino también a sus enemigos, más que a sí mismo.

    ¿Cómo respondemos a tanto amor? Cambiando nuestras prioridades por las prioridades de Dios.

    ORACIÓN: Querido Señor, te doy gracias por la salvación que me has dado a través del sacrificio de tu Hijo, y te pido que me ayudes a ordenar mis prioridades de cada día, de tal forma que sean un reflejo de tu voluntad para mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.