"La puerta siempre está abierta"

Pero el cobrador de impuestos, desde lejos, no se atrevía siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘Dios mío, ten misericordia de mí, porque soy un pecador.’ Yo les digo que éste volvió a su casa justificado, y no el otro. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido (Lucas 18:13-14).

¿Te ha pasado que llegas a casa con las manos llenas—bolsas, llaves, café—y alguien te abre la puerta? Qué alivio. No tienes que hacer nada. Solo entrar. Así mismo es el corazón de Dios para ti: una puerta que siempre está abierta.

Jesús nos cuenta en el contexto de la lectura de hoy de dos hombres que fueron a orar. Uno enumeró sus logros. El otro solo pudo decir: “Ten misericordia de mí, porque soy pecador.” Y fue este último quien volvió a casa justificado. No porque dijo las palabras correctas, sino porque vino con el corazón abierto, confiado en que Dios escucha y perdona.

No es por lo que tú haces que Dios te acepta, sino por lo que Jesús ya hizo por ti. Jesús vivió una vida perfecta, murió en tu lugar y resucitó para darte nueva vida. Él es quien abre la puerta, quien te recibe, quien te justifica.

Y cuando te caes, cuando dudas, cuando intentas otra vez con la llave equivocada del orgullo o del miedo, Él no te deja afuera. Él te llama, te perdona, y por medio de su Palabra, el Bautismo y la Santa Cena, te fortalece.

Recuerda: en Cristo, siempre hay gracia para el corazón humilde. Su puerta está abierta, y Su amor nunca falla. Así que no temas. Acércate. La puerta está abierta, no por lo que tú hiciste, sino por lo que Cristo hizo.

Padre nuestro, gracias por abrirnos la puerta de Tu gracia por medio de Cristo. Danos corazones humildes que confíen en Tu perdón. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿En qué momentos has sentido que la “puerta” de Dios estaba cerrada y qué te hizo ver que en realidad estaba abierta?
* ¿Qué significa para ti que Jesús te justifica por gracia y no por tus méritos?

Diaconisa Noemí Guerra

© Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones