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ALIMENTO DIARIO
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria, y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos. Mateo 25:31-32Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, se sentará en su trono de gloria, y todas las naciones serán reunidas ante él. Entonces él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos. Mateo 25:31-32
¿Quién es usted? Para el gobierno de los Estados Unidos usted es un número… su número de Seguro Social. Para su familia usted es el abuelo o abuela, el padre o madre, el hijo o hija, según el rol que desempeña. Para su empleador y para los negocios usted es alguien con determinado valor legal.
En general, todos usamos diferentes sombreros, es decir desempeñamos diferentes papeles.
En 1910, un hombre que estaba esperando el tren en una de las estaciones de Nueva York de pronto se cayó en las vías del tren. Otro hombre que también estaba esperando el tren lo vio, y alcanzó a sacarlo antes que llegara el tren, salvándolo así de una muerte segura.
El tiempo pasó y en el año 1914, ese mismo hombre que casi fue atropellado por un tren, fue arrestado por la policía y convicto por una crimen que había cometido. Para su sorpresa, quien presidía la corte era el mismo hombre que le había salvado la vida cuatro años atrás. Su rescatador era ahora su juez.
Y ese juez fue quien dictó la sentencia, condenándolo a la pena máxima. «Pero, Señor juez», le dijo el acusado, «¿no se acuerda de quién soy? Yo soy el hombre a quien usted salvó cuatro años atrás en la estación de tren de Nueva York.»
Con mucho pesar, el juez replicó: «Claro que sí lo recuerdo, y recuerdo cómo y cuándo lo salvé. Pero, ¿para qué lo salvé? ¿Para que usted siguiera pecando, robando y asesinando? Siento mucho que esa acción no dio resultado. En esa oportunidad fui su salvador, pero ahora soy su juez.»
Muchos de nosotros pensamos que Dios es tan amoroso, que nunca nos va a castigar. Y es verdad, Dios no quiere que ninguno de nosotros vayamos al infierno, por lo que nos ha provisto una manera para que eso no suceda. Pero eso no quiere decir que ignoremos que nuestra salvación depende de que creamos completamente en el Hijo de Dios como nuestro Salvador. Lo cual significa que debemos creer en él mientras es nuestro salvador, o sea, antes que sea nuestro Juez.
Yo sé, estimado lector, que usted ya sabe esto. Pero posiblemente conozca a alguien que no lo sabe, y a quien le serviría de mucho conocer esta verdad. ¡Compártala!
ORACIÓN: Padre celestial, sé que moriste en la cruz del calvario por mi salvación, y hoy quiero confesarlo y reforzar mi fe en que tú eres mi Salvador. Pero también quiero orar por quienes aún piensan que pueden re-escribir el plan de salvación a su manera. Ayúdales a entender que tú eres el Salvador del mundo, pero que también un día vas a ser el juez. En el nombre de Jesús. Amén.
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