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ALIMENTO DIARIO
Señor, si te fijaras en nuestros pecados, ¿quién podría sostenerse en tu presencia? Pero en ti hallamos perdón, para que seas reverenciado. Salmo 130:3-4Señor, si te fijaras en nuestros pecados, ¿quién podría sostenerse en tu presencia? Pero en ti hallamos perdón, para que seas reverenciado. Salmo 130:3-4
Si lo comparamos con la deuda nacional de los Estados Unidos, la cifra 65.000 no es nada.
Por otro lado, cuando leemos que una sola persona llamó esa cantidad de veces en un año a su ex novio desde Rotterdam… es un disparate.
Según mis cálculos, eso equivale a hacer unas 8 llamadas por hora… las 24 horas del día cada día del año. Cuando la policía la arrestó por tal acoso, dijo: «Nosotros tenemos una relación, por lo que no creo que tal número de llamadas sea excesivo».
Por su lado, el ex novio dijo que ya no tienen ninguna relación.
Imagino que al principio, cuando su teléfono comenzó a sonar, no le importó demasiado. Pero cuando las llamadas comenzaron a sumarse, y el teléfono no dejó de sonar, y sonar, y sonar, lo más probable es que se le haya acabado la paciencia. No quiero ni pensar cómo habrá sido luego de siete u ocho meses de lo mismo.
Todo esto me hizo pensar en lo siguiente: ¿cuántas veces cree usted que el Señor nos perdona por nuestros errores? Es cierto que a veces hacemos cosas buenas, o al menos no hacemos cosas malas (generalmente cuando estamos durmiendo), pero por lo general cometemos errores.
¿Cuántas veces por día pecamos… cuántas veces por día nos perdona el Señor? No sé el número exacto, pero sí sé que son muchas.
Es por ello que el texto del libro de los Salmos es tan significativo. Estando seguro de la gracia de Dios prometida a través del Mesías, el Salmista dice con absoluta confianza que el Señor no toma en cuenta nuestros pecados, no está haciendo una lista de las cosas que hacemos mal.
No. Gracias al sacrificio de Jesús, el Señor ya no tiene en cuenta nuestros pecados, sino que nos perdona. Y nos perdona muchísimo… tanto, como para que podamos presentarnos inocentes ante él.
ORACIÓN: Señor Dios, te doy gracias porque me has salvado. Gracias al sufrimiento y la muerte de tu Hijo inocente, soy perdonado. Te pido que me ayudes a pecar cada vez menos y a agradecer cada vez más. Haz que mi vida sea un testimonio de tu abundante gracia y misericordia. En Jesús. Amén.
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