"Directo del cementerio"

Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Romanos 6:9-11Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios. De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Romanos 6:9-11

¿Se encuentra usted entre las personas que piensan que la iglesia es un lugar muerto?

Si es así, seguramente le va a gustar la historia que me contó una sonriente abuela acerca de su nieto.

El pastor de una iglesia se había jubilado, y pasaron unos meses hasta que llegó su reemplazo. Un día fue anunciado que pronto recibirían un pastor directo del seminario. Cuando el nieto de esta señora escuchó el anuncio, dijo que no iba a ir más a la iglesia. «¿Por qué no?», le preguntaron los padres. A lo que él contestó: «Si traen un pastor directo del cementerio, yo me quedo en casa».

La Iglesia cristiana para nada es un lugar muerto. De hecho, a través de mis muchas idas y venidas, me he convencido de que está llena de las personas más llenas de vida que conozco. Quienes han sido salvados por el Señor Jesús, miran la vida de otra forma.

Es difícil definir cómo son distintos los cristianos, pero lo son. Tanto sus sonrisas como sus perspectivas son distintas. Después de haber visto a Jesús sacrificándose por ellos en la cruz, quieren disfrutar la vida que Dios les ha dado en este mundo, y también en el venidero. Si usted no ha visto así a la iglesia, le invito a que mire nuevamente.

No todos venimos del cementerio.

De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

ORACIÓN: Querido Señor Jesús, estoy muerto al pecado y vivo en tu salvación. Tú has conquistado la muerte para que, quienes depositan su fe en ti, tengan vida eterna. Ayúdame a compartir este mensaje de vida con quienes me rodean. En tu nombre. Amén.