ALIMENTO DIARIO

  • "Compartiendo el Evangelio"


  • octubre 24, 2023
  • Luego vi otro ángel, el cual volaba en medio del cielo. Tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, es decir, a toda nación, raza, lengua y pueblo. Ese ángel decía con fuerte voz: «Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua» (Apocalipsis 14:6-7).Luego vi otro ángel, el cual volaba en medio del cielo. Tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, es decir, a toda nación, raza, lengua y pueblo. Ese ángel decía con fuerte voz: «Teman a Dios, y denle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua» (Apocalipsis 14:6-7).


  • Es difícil imaginar a alguien tan malvado que decidiera esconder el Evangelio de otra persona. Pero algo así sucedió en la década de 1760, cuando algunas personas querían impedir que la Biblia fuera traducida al idioma gaélico utilizado en las Tierras Altas de Escocia. ¿Por qué? Para así mantener dominado al pueblo. Ante esto el Dr. Samuel Johnson, gran erudito, les escribió una carta preguntándoles si esa era la forma en que amaban a sus vecinos. Los hombres se avergonzaron de sí mismos y la traducción siguió adelante.

    El Evangelio importa. No existe noticia más importante que Dios vino a este mundo en la persona de Jesucristo para vivir entre nosotros y para sufrir, morir y resucitar de entre los muertos, para que le pertenezcamos para siempre. El Evangelio es la historia de cómo Jesús está rehaciendo al género humano, a cada uno de nosotros que confiamos en Él, en hijos de Dios.

    ¿Qué mejor noticia podría haber? ¡Tenemos que compartirlo! Y hay muchas maneras en que podemos hacerlo, ya sea con los miembros de nuestra familia, como con nuestros amigos, vecinos o compañeros de trabajo o estudio. También podemos apoyar a misioneros y organizaciones misioneras que llevan el Evangelio a personas a las que nosotros mismos no podemos ir, ya sea en el extranjero o simplemente en el centro de la ciudad, o a personas que provienen de culturas e idiomas diferentes a los nuestros. Podemos ayudar a publicar libros y transmisiones cristianas y a capacitar a pastores y maestros cristianos.

    Recordemos que el Evangelio vino a nosotros porque alguien nos amó lo suficiente como para decírnoslo. ¡Hagamos lo mismo nosotros!

    Querido Padre, ayúdanos a compartir tu Evangelio dondequiera que estemos. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Qué te impide compartir a Jesús con otras personas?
    * ¿Qué puedes hacer para superar lo que sea que te impide hacerlo?

    Dra. Kari Vo


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