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ALIMENTO DIARIO
Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la Puerta de las Aguas, y le rogaron al escriba Esdras que llevara el libro de la ley de Moisés, que el Señor le había dado al pueblo de Israel… Esdras abrió el libro ante todo el pueblo, y como él estaba por encima de los presentes, todos lo vieron y prestaron mucha atención… Y es que la lectura de la ley se hacía con mucha claridad, y se recalcaba todo el sentido, de modo que el pueblo pudiera entender lo que escuchaba. Como todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley, el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que explicaban al pueblo el sentido de la ley, dijeron: «Este día está consagrado al Señor, nuestro Dios. No hay razón para que lloren y se pongan tristes.» También dijeron: «Vayan y coman bien, y tomen un buen vino, pero compartan todo con los que nada tienen. Éste día está consagrado a nuestro Señor, así que no estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza.» Nehemías 8: 1, 5, 8-10
¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores? ¡Perdóname por los que no puedo recordar! ¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo! ¡Líbrame de cometer grandes pecados, y nadie podrá entonces culparme de nada! Salmo 19: 12-13
Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto, y en un instante le mostró todos los reinos del mundo, y le dijo: «Yo te daré poder sobre todos estos reinos y sobre sus riquezas, porque a mí han sido entregados, y yo puedo dárselos a quien yo quiera. Si te arrodillas delante de mí, todos serán tuyos.» Jesús le respondió: «Escrito está: «Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.»» Lucas 4: 5-8
Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea; y allí estaba la madre de Jesús. También Jesús y sus discípulos fueron invitados a la boda. Cuando se terminó el vino, la madre de Jesús le dijo: «Ya no tienen vino.» Jesús le dijo: «¿Qué tienes conmigo, mujer? Mi hora aún no ha llegado.» Juan 2: 1-4
Hermanos, no quiero que ignoren lo relacionado con los dones espirituales. Ustedes saben que, cuando no eran creyentes, eran arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, quiero que sepan que nadie que hable por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; y que nadie puede llamar «Señor» a Jesús, si no es por el Espíritu Santo. 1 Corintios 12: 1-3
Por causa de Sión y de Jerusalén no callaré ni descansaré, hasta que su justicia brille como la aurora y su salvación alumbre como una antorcha. Entonces las naciones verán tu justicia; todos los reyes contemplarán tu gloria. Entonces recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te pondrá. En la mano del Señor serás una hermosa corona; en la mano de tu Dios serás una regia diadema. Nunca más volverán a llamarte «Desamparada», ni a tu tierra le dirán «Desolada». Más bien, serás llamada «Deleite mío», y tu tierra será llamada «Esposa mía», porque el amor del Señor estará en ti, y tu tierra volverá a tener esposo. Porque tus hijos se desposarán contigo, de la manera que un joven se desposa con una doncella; ¡tu Dios se recreará contigo como se recrea el esposo con la esposa! Isaías 62: 1-5
¡Que el Señor te bendiga desde el monte Sión! ¡Que veas en vida el bienestar de Jerusalén! ¡Que llegues a ver a tus nietos! ¡Que haya paz en Israel! Salmo 128: 5-6
Juan fue entonces por toda la región cercana al Jordán, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados, tal y como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor y enderecen sus sendas. Todo valle será rellenado, y todo monte y colina será nivelado. Los caminos torcidos serán enderezados, las sendas dispares serán allanadas, y todos verán la salvación de Dios.» Lucas 3: 3-6
Después de cumplir con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Nazaret, que era su ciudad en Galilea. El niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios reposaba en él… Y Jesús siguió creciendo en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres. (Lucas 2:39-40, 52)
Después de que murió Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a Israel, porque los que querían matar al niño han muerto ya.» Entonces José se levantó y llevó al niño y a su madre de regreso a Israel. Cuando supo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo temor de ir allá, pero en sueños fue advertido y se dirigió a la región de Galilea. (Mateo 2:19-22)