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ALIMENTO DIARIO
Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo… Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu (Efesios 6:11, 17-18a).
Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil (Marcos 14:38).
Sean prudentes y manténganse atentos, porque su enemigo es el diablo, y él anda como un león rugiente, buscando a quien devorar. Pero ustedes, manténganse firmes y háganle frente. Sepan que en todo el mundo sus hermanos están enfrentando los mismos sufrimientos (1 Pedro 5:8-9).
Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas ante Jesús y le dijo: «Señor, ¡apártate de mí, porque soy un pecador!» … Pero Jesús le dijo a Simón: «No temas, que desde ahora serás pescador de hombres» (Lucas 5:8,10).
La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos. La lengua de los sabios hace que el conocimiento sea atractivo, pero la boca de un necio escupe tonterías (Proverbios 15:1-2 NTV).
Y no nos dejes caer en tentación (Mateo 6:13a NIV).
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso (1 Corintios 13:4-5).
Pero si ustedes no perdonan a los otros sus ofensas, tampoco el Padre de ustedes les perdonará sus ofensas (Mateo 6:15).
Este domingo es el cuarto domingo después de la Epifanía y recordamos que Jesús tiene autoridad para perdonar nuestros pecados y darnos vida. En la lectura de hoy, vemos a Jesús en Cafarnaúm, enseñando y haciendo milagros.
El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado (Salmo 34:18 NTV).