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ALIMENTO DIARIO
A ustedes, los que me escuchan, les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, y oren por quienes los calumnian… Traten a los demĂĄs como ustedes quieran ser tratados (Lucas 6:27-28, 31).
Ahora escuchen con cuidado, ustedes los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allĂĄ un año, y haremos negocios, y ganaremos dinero.» ÂĄSi ni siquiera saben cĂłmo serĂĄ el dĂa de mañana! ÂżY quĂ© es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento aparece, y luego se evapora. Lo que deben decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello (Santiago 4:13-15).
ÂżDe dĂłnde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? ÂżAcaso no vienen de sus pasiones, las cuales luchan dentro de ustedes mismos?… Por lo tanto, somĂ©tanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y Ă©l huirĂĄ de ustedes. AcĂ©rquense a Dios, y Ă©l se acercarĂĄ a ustedes. ÂĄLĂmpiense las manos, pecadores!… ÂĄHumĂllense ante el Señor, y Ă©l los exaltarĂĄ! (Santiago 4:1, 7-8a, 10).
La sabidurĂa que viene de lo alto es, ante todo, pura, y ademĂĄs pacĂfica, amable, benigna, llena de compasiĂłn y de buenos frutos, ecuĂĄnime y genuina (Santiago 3:17).
Cuando los ĂĄngeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos a BelĂ©n, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer.» AsĂ que fueron de prisa, y hallaron a MarĂa y a JosĂ©, y el niño estaba acostado en el pesebre. Al ver al niño, contaron lo que se les habĂa dicho acerca de Ă©l (Lucas 2:15-17).
JosĂ© y la madre del niño estaban asombrados de todo lo que de Ă©l se decĂa. SimeĂłn los bendijo, y a MarĂa, la madre del niño, le dijo: «Tu hijo ha venido para que muchos en Israel caigan o se levanten. SerĂĄ una señal que muchos rechazarĂĄn y que pondrĂĄ de manifiesto el pensamiento de muchos corazones, aunque a ti te traspasarĂĄ el alma como una espada» (Lucas 2:33-35).
¥Que alaben al Señor todos sus fieles! ¥Que lo alabe Israel, su pueblo cercano! ¥El Señor ha dado poder a su pueblo! (Salmo 148:14).
¥Alabado sea el nombre del Señor! El Señor dio una orden, y todo fue creado. Todo quedó para siempre en su lugar; el Señor dio una orden que no se debe alterar (Salmo 148:5-6).
Cuando Herodes vio que los sabios lo habĂan engañado se enojĂł mucho y, calculando el tiempo indicado por los sabios, mandĂł matar a todos los niños menores de dos años que vivĂan en BelĂ©n y en sus alrededores (Mateo 2:16).
Del Señor son las bases de la tierra; sobre ellas ha afirmado el mundo. El Señor vigila los pasos de sus fieles, pero los impĂos mueren en medio de las tinieblas, porque nadie triunfa por sus propias fuerzas (1 Samuel 2:8b-9).