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ALIMENTO DIARIO
¡Tú eres mi refugio! ¡Tú me libras de la angustia! ¡Tú me rodeas con cánticos de libertad! Salmo 32:7
El espíritu de Dios el Señor está sobre mí. Sí, el Señor me ha ungido; me ha enviado a proclamar buenas noticias a los afligidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a anunciar libertad a los cautivos, y liberación a los prisioneros. Isaías 61:1
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, preso suyo. Al contrario, participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. 2 Timoteo 1:8-9
Tú, mi Dios, me has enseñado desde mi juventud, y aún ahora sigo hablando de tus maravillas. Salmos 71:17
Él nos libró, y nos libra, y aún tenemos la esperanza de que él seguirá librándonos de tal peligro de muerte. 2 Corintios 1:10
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como junta la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! Mateo 23:37
¡Por Dios, yo soy igual que tú! ¡También yo fui formado del barro! Job 33:6
Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Hebreos 13:2
Que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados, perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. 2 Corintios 4:8-10