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ALIMENTO DIARIO
«Nadie tiene mayor amor que éste, que es el poner su vida por sus amigos.» Juan 15:13
«Así que mejoren sus caminos y sus obras, y atiendan a la voz del Señor su Dios, para que cambie de parecer y no les haga el mal que les ha anunciado.» Jeremías 26:13
«Tú, deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a sus fieles caídos para siempre.» Salmo 55:22
«Dios mío, ¡cuán preciosa es tu misericordia! ¡La humanidad se acoge a la sombra de tus alas! En tu templo se sacian de ricos alimentos; tú apagas su sed en un río de aguas deliciosas. En ti se halla el manantial de la vida, y por tu luz podemos ver la luz.» Salmo 36:7-9
«Te alabo, Señor, porque me escuchas, y porque me das tu salvación. La piedra que los constructores rechazaron, ha llegado a ser la piedra angular. Esto viene de parte del Señor, y al verlo nuestros ojos se quedan maravillados. Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos.» Salmo 118:21-24
«En ese momento, un intérprete de la ley se levantó y, para poner a prueba a Jesús, dijo: ‘Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?’ Jesús le dijo: ‘¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees allí?’ El intérprete de la ley respondió: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.’ Jesús le dijo: ‘Has contestado correctamente. Haz esto, y vivirás.'» Lucas 10:25-28
«Tan sólo pido que no se alegren de mí; ¡que no se burlen de mí, si acaso caigo! En realidad, estoy a punto de caer, y mi dolor no me abandona. Por eso, voy a confesar mi maldad; pues me pesa haber pecado. Mis enemigos están sanos y fuertes; aumentan los que me odian sin razón. Los que me pagan mal por bien me atacan porque prefiero hacer lo bueno. Señor, ¡no me abandones! Dios mío, ¡no te alejes de mí! Señor, mi salvador, ¡ven pronto en mi ayuda!» Salmo 38:16-22
«Hermanos, les rogamos que sean considerados con los que trabajan entre ustedes, y que los instruyen y dirigen en el Señor. Ténganlos en alta estima y ámenlos por causa de su obra. Y ustedes, vivan en paz.» 1 Tesalonicenses 5:12-13
«Pedro le dijo: ‘Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas.’ Y él le dijo: ‘Ven.’ Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero al sentir la fuerza del viento tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: ‘¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?'» Mateo 14:28-31