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ALIMENTO DIARIO
Todos deben considerarnos servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios (1 Corintios 4:1).
Eso le sucede a quien acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios (Lucas 12:21).
No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas, y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa (Isaías 41:10).
Por lo tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sus pecados les sean perdonados (Hechos 3:19).
A ti te daré las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:19a).
Y que también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados (Colosenses 1:13-14).
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11:13).
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito (Romanos 8:28).
Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados; y a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados’ (Juan 20:22-23).
Examínense ustedes mismos y vean si permanecen en la fe; pónganse a prueba ustedes mismos. ¿O acaso ustedes mismos no se conocen? ¿Acaso no saben que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que no hayan pasado la prueba! (2 Corintios 13:5).