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ALIMENTO DIARIO
[Jesús dijo] Que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos. Mateo 5:16
Seis días después Jesús se llevó aparte a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan. Los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos. Su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, y hablaban con él. Pedro dijo entonces a Jesús: «Señor, ¡qué bueno es para nosotros estar aquí! Si quieres, podemos hacer tres cobertizos: uno para ti, otro para Moisés, y otro para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube de luz los cubrió, y desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco. ¡Escúchenlo!» Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, llenos de miedo; pero Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: «Levántense; no tengan miedo.» Y cuando ellos alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó: «No digan nada a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.» Mateo 17:1-9
Porque, cuando les hicimos saber que nuestro Señor Jesucristo vendrá con todo su poder, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como quienes han visto su majestad con sus propios ojos. Pues cuando él recibió de Dios Padre la honra y la gloria, desde la magnífica gloria le fue enviada una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco.» Y nosotros oímos esa voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en el monte santo. Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes. Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo. 2 Pedro 1:16-21
El Señor le dijo a Moisés: «Sube al monte y preséntate ante mí. Espera allá, que voy a darte las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito para instruirlos.» Moisés se levantó, junto con su siervo Josué, y entonces Moisés subió al monte de Dios. A los ancianos les dijo: «Espérennos aquí, hasta que volvamos a ustedes. Miren, Aarón y Jur se quedarán con ustedes, y quien tenga algún asunto que tratar, recurra a ellos.» Al subir Moisés al monte Sinaí, una nube lo cubrió, y la gloria del Señor se posó sobre el monte y la nube lo cubrió durante seis días. Al séptimo día, el Señor llamó a Moisés desde el centro de la nube. En la cumbre del monte la gloria del Señor tenía, a la vista de los hijos de Israel, la apariencia de un fuego abrasador. Y Moisés subió al monte y entró en la nube, y estuvo en el monte cuarenta días y cuarenta noches. Éxodo 24:12-18
Tú, Señor, has ordenado que se cumplan bien tus mandamientos. ¡Cómo quisiera ordenar mis caminos para cumplir con tus estatutos! Así no sentiría yo vergüenza de atender a todos tus mandamientos. Salmo 119:4-6
Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?» Marcos 4:35-41
Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y que cualquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga «necio», será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga «fatuo», quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve y reconcíliate primero con tu hermano, y después de eso vuelve y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, mientras estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado el último centavo. Mateo 5:21-26
Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía, porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según criterios humanos. Y es que cuando alguien dice: «Yo ciertamente soy de Pablo»; y el otro: «Yo soy de Apolos», ¿acaso no son gente carnal? Después de todo, ¿quién es Pablo, y quién es Apolos? Sólo servidores por medio de los cuales ustedes han creído, según lo que a cada uno le concedió el Señor. Yo sembré, y Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que siembra ni el que riega son algo, sino Dios, que da el crecimiento. Y tanto el que siembra como el que riega son iguales, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios. 1 Corintios 3:1-9
Fíjate bien: hoy he puesto delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Lo que yo te mando hoy es que ames al Señor tu Dios, que vayas por sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y para que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra de la cual vas a tomar posesión. »Pero si apartas tu corazón y no prestas atención, y te dejas llevar, y te inclinas ante dioses ajenos y les sirves, en este día yo les hago saber que ustedes serán destruidos por completo, y que no prolongarán sus días en la tierra al otro lado del Jordán, de la cual van a tomar posesión. Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días. Así habitarás la tierra que el Señor juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, que les daría a ustedes.» Deuteronomio 30:15-20
Y por eso nunca tendrá tropiezos. El hombre justo siempre será recordado; vivirá sin temor a las malas noticias, y su corazón estará firme y confiando en el Señor. Salmo 112:6-7