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ALIMENTO DIARIO
Yo, el Señor, consolaré a Sión; consolaré todos sus páramos. Haré de su desierto un paraíso, de su soledad un huerto mío, y en ella habrá gozo y alegría; alabanzas y voces de canto (Isaías 51:3).
Muchas veces recibí el año nuevo en casa de mi abuela Emma, en la urbanización El Paraíso de Caracas, la capital de Venezuela. Allí celebrábamos estas fechas con mi familia, incluidos mis tíos y mis primos. Por eso, cuando me encuentro con la palabra paraíso, a menudo vienen a mi mente los recuerdos de esos días: la comida navideña, los fuegos artificiales que veíamos desde la ventana, la fiesta, la música, y la oportunidad de estar en familia.
En el texto de este día, Dios nos dice a través del profeta Isaías que hará del desierto de Sión un paraíso. La ciudad santa se encontraba manchada por el pecado, la corrupción de sus habitantes, la idolatría, y un montón de equivocaciones que habían causado la ira del Creador. Sin embargo, Dios promete una restauración total, la cual no significaba volver a la Jerusalén del pasado, sino al Edén del principio. El paraíso del que nos habla el profeta apuntaba a que todo volviera a ser como el hermoso jardín que el propio Dios había hecho antes de la caída del pecado.
Cuando leas o escuches este mensaje, quizás ya el nuevo año haya llegado a muchos rincones del mundo, o quizás el 2026 esté muy cerca de ti. Cada inicio de año es una nueva oportunidad a —como dicen por ahí— que escribamos un nuevo capítulo en el libro de nuestras vidas. El pasado queda atrás, así como esas experiencias que quisiéramos olvidar, esos errores que cometimos y que no nos hacen sentir bien, o aquellos pecados que no nos atrevemos a mencionar en voz alta. ¡Todo eso queda atrás!
Dios quiere cambiar tu realidad, y ha enviado a Jesucristo para que el desierto que tus pecados crearon, por medio de Su gracia, amor y misericordia, hoy sean un paraíso hermoso. Mi abuela ya no está, ni tampoco muchos de mis tíos y familiares, y aquellos momentos solo viven en mis recuerdos. Pero una cosa perdura para siempre, y es la promesa de que un día, tarde o temprano, todo ojo verá la llegada de Cristo, para que las cosas no sean como antes, sino mejores.
Gracias Jesucristo porque con Tu perdón conviertes en paraísos todos mis desiertos. Amén.
Para Reflexionar
* ¿Qué quisieras que Dios cambie en tu vida en el nuevo año?
* ¿De qué manera las promesas de Jesucristo te ayudan a vivir confiado en el 2026?
Rev. Germán Novelli Oliveros
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