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ALIMENTO DIARIO
Unos pasos más adelante, (Jesús) se inclinó sobre su rostro y comenzó a orar. Y decía: "Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú." Mateo 26:39Unos pasos más adelante, (Jesús) se inclinó sobre su rostro y comenzó a orar. Y decía: "Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú." Mateo 26:39
Todos sabemos que este texto se refiere a la oración de Jesús en el Jardín de Getsemaní. En esa oración, Jesús dice que estaba listo, si fuera necesario, a morir por la humanidad, si esa era la voluntad del Padre.
Jesús estaba listo a tomar la copa del sufrimiento. Y aunque era, y es, el Hijo de Dios, estaba dispuesto a morir y llevar así nuestros pecados a la cruz, en una experiencia que indudablemente no iba a ser fácil. Pero gracias a que Jesús tomó la copa de sufrimiento, hoy somos parte del pueblo de Dios, salvado por la fe en él.
Quizás usted haya bebido alguna vez de una copa no agradable. Recuerdo a una madre de 32 años de edad que fue diagnosticada con cáncer terminal. Uno de los doctores que la atendía le dijo que se ocupara de poner en orden todas sus cosas, antes que fuera demasiado tarde. Otro médico le dijo que el tratamiento que le harían le ayudaría a vivir un poquito más, pero que no sería por mucho tiempo.
Ese mismo día, la madre le dijo a sus hijos: ‘Hijitos, decidí aceptar un tratamiento que me da un poco más de vida, pero sólo para estar con ustedes el mayor tiempo posible. El tratamiento va a ser muy caro y también muy doloroso; me va a poner de mal humor, y hasta es posible que pierda el control. Todo esto lo hago para poder aprovechar los pocos minutos que Dios me pueda dar… para ayudarles a ustedes en lo que ninguna otra persona puede hacer. Pero mi oración es que se haga la voluntad de Dios.’
Al principio, los tres hijos no entendieron el sentido tan profundo que tenían las palabras de la madre. Pero hoy, después de muchos años, no sólo lo entienden, sino que la aman mucho más por lo que dijo y por lo que hizo… porque ella decidió «tomar la copa amarga», y porque dijo: ‘Que no se haga mi voluntad, sino la del Padre Celestial.’
ORACIÓN: Padre celestial, muchos de nosotros preferiríamos tener una copa llena de dulzura y felicidad. Pero por el pecado que hay en el mundo, tenemos que tomar la copa amarga y oscura. Cuando nos llega ese momento, queremos que se haga tu voluntad… aún en los sufrimientos. En el nombre de Jesús, quien tomó la copa más amarga que alguien jamás haya tomado, para darme la salvación que hoy me hace completamente feliz. Amén.
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