"Trasladados a la libertad"

Y que también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados (Colosenses 1:13-14).

Se cuenta que cuando José de San Martín proclamó la independencia del Perú el 28 de julio de 1821, el pueblo celebró a lo grande. Pero, todavía había resistencia, batallas por pelear y desafíos por superar. No fue hasta 1824, con la victoria en la Batalla de Ayacucho, que la independencia fue asegurada completamente.

La lectura de hoy es parte de una carta en la que Pablo les recuerda a los cristianos de Colosas quién es Jesús y lo que ha hecho por todos. Algunas personas enseñaban que, además de creer en Jesús, había que seguir ciertas reglas o tener un conocimiento especial para ser realmente salvos. Pablo les dice que eso no es cierto. Dios ya nos ha trasladado al reino de su Hijo.

Cuando un rey conquistaba un pueblo, trasladaba a la gente a su propio país para que vivieran bajo su autoridad. Así que Pablo nos está diciendo que ahora pertenecemos a Cristo, no al pecado ni a la oscuridad. Y también nos dejó su Iglesia, donde por el oficio de las llaves podemos recibir su perdón de manera real y concreta continuamente.

La declaración de independencia del Perú en un día como hoy no fue solo un acto simbólico, sino un cambio real que transformó la vida de las personas. Así, cuando recibimos la absolución en la Iglesia, no es solo algo que escuchamos, sino algo que nos cambia. ¡Cristo ya nos ha trasladado a su reino!

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Padre nuestro, gracias porque nos has librado del poder de la oscuridad y nos has trasladado al reino de tu amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cómo cambia tu manera de vivir el saber que Dios ya te ha trasladado al reino de su Hijo?
* ¿De qué manera el perdón que recibes en la confesión y la absolución te recuerda que ya no perteneces al pecado?

Diaconisa Noemí Guerra

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