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ALIMENTO DIARIO
Que el amor fraternal permanezca en ustedes. Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Hebreos 13:1-2Que el amor fraternal permanezca en ustedes. Y no se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Hebreos 13:1-2
El haber viajado por todo el país me ha dado la oportunidad de apreciar diferentes estilos de alabar al Señor y compartir su amor.
Todos los estilos de alabanza son bellos, y a menudo se pueden apreciar en los ojos de los participantes. Algunos de esos estilos corresponden a la forma tradicional de la iglesia, mientras que otros son más contemporáneos. Algunos se acompañan con música de órgano, otros sólo con el compás de los pies de los participantes. Pero todos tienen el mismo objetivo: compartir el amor de Jesús.
Al parecer, también hay una práctica muy frecuente en casi todas las congregaciones: desearse la paz mutuamente. Una muy común es que la congregación se pone de pié, y los padres saludan a sus esposas y a sus hijos, igual hacen las esposas… y hasta los niños tímidamente emulan a sus padres y luego todos los congregantes se saludan.
Me acuerdo perfectamente que en una de las iglesias que visité, esta actividad recién comenzaba a ponerse en práctica. Aparentemente, el pastor ya había dado las instrucciones para hacerlo. Pero ese domingo, después de los anuncios, cuando la congregación comenzaba a salir, un señor se volteó y le dijo a la persona que estaba detrás de él: «¡Buenos días señora!», con una voz muy amable. La señora se sintió algo incómoda por la manera como fue saludada, y con toda la dignidad del caso le replicó: «¿Perdón?»
Afortunadamente nosotros, los hijos de Dios, no reaccionamos de esa manera. Casi siempre mostramos nuestro amor cristiano y nuestro sentido de hospitalidad a los demás, especialmente a quienes acabamos de conocer. En general, seguimos el ejemplo que nos dejó el Salvador, y que en la iglesia primitiva se desarrolló magistralmente. Si ese ejemplo de hospitalidad no se hubiera impuesto a través de todas las generaciones, dudo que hoy tuviéramos una iglesia tan grande.
Quienes conocemos de primera mano el amor de Jesús, y que precisamente por ese amor hemos sido salvados, apreciamos inmensamente ese sentido de hermandad, y seguimos el ejemplo de amor de Jesús.
Seguramente usted se preguntará cuál es ese ejemplo de amor. La respuesta es: amar a quien no es amado, aceptar a quien no es aceptado, encontrarle un lugar de aprecio a quien no lo tiene y, de cualquier manera imaginable, compartir con los demás lo que ellos esperan que un cristiano comparta: el amor de Jesús.
Lo que quiero proponerle con esta devoción es que el próximo domingo, cuando el Pastor anuncie que es tiempo de saludarse, usted se atreva a saludar a alguien a quien usualmente nadie saluda.
ORACIÓN: Padre celestial, no es ningún secreto que Jesús murió y resucitó para darme la salvación a mí, y a toda la humanidad. Ayúdame para que, siempre que sea posible, le muestre a cuantos me sea posible, que ese amor que tú tienes por mí, lo tienes también para ellos. En Jesús. Amén.
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