"Piedras pequeñas, Dios grande"

Y cuando el filisteo vio a David, lo miró con desprecio, pues éste era un jovencito rubio y bien parecido. 1 Samuel 17:42Y cuando el filisteo vio a David, lo miró con desprecio, pues éste era un jovencito rubio y bien parecido. 1 Samuel 17:42

Goliat no tomó en serio a David porque era muy joven, y al hacerlo cometió un error.

Jerry, un estudiante de Pennsylvania, tampoco tomó en serio a una señora de 89 años al robarle la cartera a su amiga, y al hacerlo también cometió un error.

Es cierto que esta señora no tenía una honda y tres piedras, como David. Pero en cambio tenía su bastón. Piedras o bastón… ambos son útiles para vencer a un enemigo.

Esta buena señora, en vez de quedarse parada indefensa y sin hacer nada, azotó con su bastón el auto del ladrón. Lo hizo con tanta fuerza, que logró machucar la chapa e hizo saltar un poco de pintura. Entre el machucón, la falta de pintura, y la descripción que dio esta señora, muy pronto la policía logró atrapar al ladrón y su cómplice.

Las fuerzas del mal tienden a desmerecer y a no tomar en cuenta a los hijos de Dios. Es como que no somos importantes, ya que no llevamos halos como los santos que aparecen en las pinturas, ni tampoco hacemos milagros.

Pero aún así, y sin importar nuestra edad o nuestra fuerza, por ser hijos de Dios somos capaces de lograr grandes cosas cuando depositamos nuestra confianza en el Señor. Según dice la Escritura, David confió en el Señor… no en las piedras que lanzó con su honda. Y así se lo dijo al gigante Goliat, cuando le gritó: «Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina; pero yo vengo contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado».

No sé cuáles son los gigantes que cada uno de ustedes tiene que enfrentar. No sé cuáles son las fuerzas del mal que están tratando de intimidarles, asustarles, y aterrorizarles. Pero sí sé que, cuando uno se pone al lado del Señor, no tiene motivo para temer. Como dijo San Pablo, por causa de la victoria del Salvador crucificado y resucitado, somos más que vencedores a través de aquél que nos amó… aún cuando tengamos que enfrentarnos a Goliat.

ORACIÓN: Señor, Dios de gracia y misericordia, te damos gracias porque nos proteges de las fuerzas del mal que nos rodean. Ayúdanos a confiar en la presencia y el poder de tu Espíritu Santo de tal forma que nada nos paralice, sino que sigamos adelante en la confianza que tú estás con nosotros siempre. En el nombre de Jesús. Amén.

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