+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
Reconozco que he sido rebelde; ¡mi pecado está siempre ante mis ojos! Contra ti, y sólo contra ti, he pecado; ¡ante tus propios ojos he hecho lo malo! Eso justifica plenamente tu sentencia, y demuestra que tu juicio es impecable. ¡Mírame! ¡Yo fui formado en la maldad! ¡Mi madre me concibió en pecado! Salmo 51:3-5Reconozco que he sido rebelde; ¡mi pecado está siempre ante mis ojos! Contra ti, y sólo contra ti, he pecado; ¡ante tus propios ojos he hecho lo malo! Eso justifica plenamente tu sentencia, y demuestra que tu juicio es impecable. ¡Mírame! ¡Yo fui formado en la maldad! ¡Mi madre me concibió en pecado! Salmo 51:3-5
A todos nos gusta resaltar la pureza de los niños. Es común escuchar decir que son «tan puros e inocentes», pero que a medida que van creciendo van perdiendo esas cualidades. Sin embargo, la Biblia nos dice que desde que nacemos somos pecadores. Quizá te preguntes que cómo es eso posible. Lo cierto es que, desde que Adán y Eva cometieron el primer pecado, ha ido pasando de generación en generación, y nosotros lo hemos heredado. Nacemos pecadores, con la inclinación a hacer el mal. Por más que queramos hacer siempre el bien, nuestra naturaleza pecaminosa no nos permite hacerlo.
¡Menos mal que Jesús pagó con su vida el alto precio que Dios demandaba por nuestras culpas! Cada vez que confesemos nuestros errores con arrepentimiento sincero, confiando en el sacrificio del Hijo de Dios, podemos tener la certeza de recibir su perdón y estar en comunión con Dios. ¡Qué bueno es que sea así!
ORACIÓN: Señor Jesús, gracias por haber muerto en la cruz para perdonar mis pecados. Solamente así puedo tener la certeza de que Dios me acepta como hijo. Amén.
© Copyright 2014 Cristo Para Todas Las Naciones