ALIMENTO DIARIO

  • "Nosotros también debemos"


  • junio 20, 2011
  • Amados, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. 1 Juan 4:11Amados, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. 1 Juan 4:11


  • Las noticias otra vez hablaron de Problemas. Y no me refiero a problemas mundiales, nacionales, o siquiera problemas de personas. No. Estoy hablando de un perro llamado Problemas. Es un perro blanco y chiquito que una vez perteneció a una conocida dueña de una cadena de hoteles.

    Hace unos años, Problemas estuvo en las noticias porque, cuando su ama murió, le dejó una herencia de $12 millones de dólares. (Un poco después el Juez redujo tal cantidad a $2 millones de dólares.)

    Si se está preguntando por qué su dueña dejó semejante cantidad de dinero a un perro, la respuesta es muy simple: porque lo quería mucho. De hecho, si es cierto lo que se comenta, ella quería más a su perro que a la mayoría de las personas.

    ¿Le sorprende? En realidad, si comparamos la devoción, fidelidad, compromiso y naturaleza de los perros con los de la mayoría de las personas, no es difícil llegar a la conclusión que ellos son más fáciles de amar que los humanos.

    Y esto nos causa un problema, porque Juan no alentó a los seguidores de Jesús a que amaran a los perros… él dijo que debemos amarnos unos a otros, con todas nuestras faltas, nuestros pecados y debilidades.

    ¿Por qué? Porque Jesús dijo que debíamos hacerlo. ¿Por qué? Porque Jesús, el Hijo inocente de Dios, nos lo recordó a través de sus palabras, de sus acciones, de sus milagros, y especialmente a través de su sacrificio, sufrimiento y muerte.

    Aún cuando no lo merecíamos, Jesús murió para que nosotros podamos vivir, descendió al infierno para que nosotros no tengamos que hacerlo, y resucitó de entre los muertos para mostrarnos el camino.

    Por todo eso debemos estar agradecidos… increíblemente agradecidos. Muchísimo más agradecidos que el perrito Problemas.

    ORACIÓN: Señor Jesús, te doy gracias por haber dado tu vida por mí. A través de tu sacrificio he recibido el perdón por mis pecados, y la promesa de la vida eterna. En tu nombre. Amén.

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