ALIMENTO DIARIO

  • "No tengan miedo"


  • agosto 14, 2011
  • Pero el ángel les dijo a las mujeres: "No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como él dijo. Vengan y vean el lugar donde fue puesto el Señor". Mateo 28:5-6Pero el ángel les dijo a las mujeres: "No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como él dijo. Vengan y vean el lugar donde fue puesto el Señor". Mateo 28:5-6


  • Quienes participan frecuentemente de una iglesia, saben bien que los servicios de Navidad para niños son los más frecuentados.

    Mucho menos populares son los servicios de Cuaresma para niños. Pero algunas iglesias los tienen, y la devoción de hoy trata de lo ocurrido en uno de ellos, en el cual un niño debía «actuar» como el ángel que estaba ante la tumba vacía de Jesús.

    Debía decir: «¡Soy yo; no tengan miedo!». De acuerdo a la maestra, el niño había tomado muy en serio su papel y practicado mucho lo que debía decir para asegurarse que lo recordaría.

    A pesar de la mucha práctica, el día del servicio el niño estaba muy nervioso. Finalmente llegó el momento, y el pequeño entró en escena valientemente. Una vez sobre el escenario, pudo ver los cientos de personas que lo miraban. Entonces su mente se puso en blanco y su lengua tomó vida propia, y en lugar de decir: «¡Soy yo; no tengan miedo!», dijo: «¡Soy yo; estoy muerto de miedo!».

    Quizá a usted no le dé miedo hablar ante una audiencia, pero todos tenemos miedo de perder algo: la memoria, el trabajo, nuestro cónyuge, la salud, un hijo… No hay espacio aquí para nombrarlos a todos.

    ¿Qué hacer? Pedro dice: «Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes» (1 Pedro 5:7). Es claro que la sugerencia de Pedro no tendría ningún sentido si Jesús hubiera permanecido sepultado. Un Mesías muerto no es Mesías. Es por ello que el mensaje del ángel es tan importante.

    La noticia que Jesús vive significa que podemos creer en él cuando nos dice que está con nosotros siempre y que podemos descansar en él nuestras cargas y temores. Después de todo, quien ha conquistado el pecado, la muerte y el diablo, puede fácilmente encargarse también de nuestros miedos.

    ORACIÓN: Señor, te damos gracias por darnos un Salvador viviente en quien confiar. Envía tu Espíritu Santo para que sepamos dejar nuestros miedos y preocupaciones en manos del Redentor viviente. En el nombre del Salvador. Amén.

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