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ALIMENTO DIARIO
Luego le dijo a Tomás: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Juan 20:27Luego le dijo a Tomás: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Juan 20:27
En el 1800, un médico rural tenía todo planeado para atacar la religión si la oportunidad se le presentaba.
Y la oportunidad se le presentó cuando el Pastor Peter Cartwright, quien estaba a cargo de los Estados de Tennessee, Kentucky e Illinois lo visitó. Después de cenar y de compartir los agradecimientos, el médico vio la oportunidad de probar su teoría, y afirmó: «Pastor, la realidad debe ser determinada únicamente por lo que perciben nuestros sentidos.»
Confiado en su manera de pensar, le preguntó al pastor: «¿Usted ha visto alguna vez a la religión?» «No», fue la respuesta. «¿Ha olido alguna vez la religión?» «No», fue de nuevo la respuesta. «¿Ha saboreado alguna vez a la religión?» «No», fue de nuevo la respuesta. El médico saltó de alegría, porque su teoría había ganado. «El peso de la evidencia es abrumadora, ¿verdad Pastor?» Así que, no le queda otra que renunciar a la religión.»
A lo que Cartwright, dijo: «Usted, estimado científico, dice que practica la filosofía de Hipócrates, y al mismo tiempo es infiel a su teoría. El médico objetó, pero Cartwright continuó. Usted dice que trata el dolor de las personas, ¿verdad? Usted con su experiencia, ¿ha olido el dolor alguna vez? ¿O lo ha visto u oído, o saboreado? El médico finalmente tuvo que admitir que nunca había percibido tales cosas.
Cartwright continuó: «Entonces, debemos concluir que no hay tal cosa como el dolor en el cuerpo humano.» Y terminó la reunión orando por el médico… quien poco después se convirtió al cristianismo.
Al igual que Tomás, el doctor también quería ‘ver antes de creer’. Así como él, hay muchas personas con el mismo problema. Nuestro reto es ayudarles a creer en Jesús.
No, ellos no van a tener la oportunidad de ver y tocar a Jesús físicamente como lo hizo Tomás. Pero hay muchas maneras en que nosotros, los creyentes, les podemos ayudar a ver y a quitar las brechas que Satanás ha puesto alrededor de los incrédulos.
El problema es que a veces estamos muy listos a renunciar a nuestra fe. Nos retan o nos decepcionan por lo que dicen o hacen, y nos damos por derrotados. Mal para ellos, mal para nosotros, y mal para el Reino de los Cielos.
Jesús murió para salvar a nuestros amigos, a nuestros familiares, a nuestros compañeros de trabajo o de estudio… y si ellos no llegan al cielo, que no sea porque nosotros no intentamos mostrarles el camino a la salvación.
ORACIÓN: Padre celestial, los perdidos están siempre a mi lado. Dame sabiduría, fe, serenidad, y compromiso para hacer todo lo que pueda para mostrarles el amor de Jesús, quien murió, sufrió y resucitó por todos nosotros. En su nombre oro. Amén.
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