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ALIMENTO DIARIO
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Éstas son las cosas que contaminan a la persona... Mateo 15:19-20aPorque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Éstas son las cosas que contaminan a la persona... Mateo 15:19-20a
Una profesora de inglés de una escuela secundaria de Pennsylvania fue suspendida luego que los padres de sus alumnos se quejaran por cosas que había escrito en algunos blogs.
Utilizando lenguaje inapropiado, refiriéndose a sus alumnos dijo que estaban ‘fuera de control’, que no les ‘importaba’ la clase, y que eran unos ‘quejosos y haraganes’.
Aparentemente, también habló mal de algunos de sus compañeros de trabajo y administradores de la escuela.
Lo que me llamó la atención fue que, entre los cargos por los cuales esta profesora fue suspendida, no se encontraba el de ‘maldecir’… al menos en el artículo de prensa que leí.
Si esto es cierto, es muy triste. Porque si bien está bien que no se le permita decir cosas ofensivas contra el personal de la escuela y sus alumnos, está muy mal que se le permita decir cosas que ofenden al Señor y a todos los que cuidamos la forma en que nos expresamos.
Cada vez más las canciones, las películas, y hasta los discursos políticos y las conversaciones de todos los días están impregnados con palabras sucias y ofensivas. Cada vez son más las palabras que hace apenas unos años eran totalmente prohibidas y hoy se han vuelto de uso popular.
Y eso no está bien. No está bien porque, como dijo Jesús en el texto para está devoción, nuestro lenguaje refleja la condición de nuestros corazones.
Y nuestro corazón es la razón por la que Jesús vino al mundo. A través de su vida, muerte, y resurrección, Jesús nos limpia de nuestros pecados… los que están en nuestro corazón.
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…», dice el Salmo 51:10, y continúa diciendo: «y renueva un espíritu recto dentro de mí». Cuando el Espíritu Santo hace esto, muchas cosas comienzan a cambiar… incluyendo el lenguaje que usamos.
ORACIÓN: Señor Jesús, te doy gracias por haberme perdonado mis pecados y haber limpiado mi corazón. Ayúdame a reflejar ese perdón y pureza en mis pensamientos, obras y palabras. En tu nombre. Amén.
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