ALIMENTO DIARIO

  • "Maestros, Jesús y la vida"


  • octubre 3, 2014
  • A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Cuando Jesús terminó de hablar, la gente se admiraba de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas. Mateo 7:24; 26; 28-29A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Cuando Jesús terminó de hablar, la gente se admiraba de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas. Mateo 7:24; 26; 28-29


  • Hay maestros que nos marcan la vida. Y nos damos cuenta que no son, necesariamente, aquellos considerados como los más buenos o los más divertidos, sino aquellos que con esfuerzo, trabajo, honestidad y dedicación, realmente se preocupan de que aprendamos y que, debido a eso, no siempre son los más queridos. Esos profesores dejan marcas que van más allá del conocimiento.

    En el sermón del monte Jesús enseñó muchas cosas, y las suyas no fueron enseñanzas vacías: «Cuando Jesús terminó de hablar, la gente se admiraba de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas» (Mateo 7:28-29). Jesús no siempre era amado por todos, pero enseñaba y aun hoy nos enseña, con sinceridad y amor, y con palabras que son vida y luz.

    ORACIÓN: Querido Jesús, gracias por enseñarme y por ser el camino que me guía a la vida eterna. Amén.

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