"Lo simple que transforma todo"

También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es (1 Corintios 1:28).

¿Alguna vez te has preguntado por qué cosas tan simples como el agua, el pan y el vino son tan importantes en la iglesia?

En el versículo de hoy, Pablo estaba explicando cómo el evangelio de Cristo desafía la sabiduría y los valores humanos. Escribe a los cristianos en Corinto, una ciudad con diversidad cultural, riqueza, y énfasis en la filosofía y el estatus social. Ellos luchaban con divisiones y orgullo por la sabiduría humana y los logros personales.

Pablo les recuerda que Dios no actúa como el mundo. Él no elige a los poderosos, los sabios o los nobles según los estándares humanos, sino que utiliza lo débil, lo despreciado y lo común para revelar su gloria.

Y eso es lo que pasa en los sacramentos. El agua del bautismo no es mágica, pero con la promesa de Jesús, es el lugar donde Él limpia nuestros pecados y nos hace sus hijos. Lo mismo con el pan y el vino en la Santa Cena. Jesús está allí verdaderamente presente, dándote su cuerpo y su sangre para perdonar tus pecados y fortalecerte.

Y ¿sabes qué es lo mejor? Todo esto no depende de lo fuerte que sea tu fe o de lo bien que hagas las cosas. Depende 100% de Jesús. Él hizo todo por ti: vivió la vida perfecta que tú no podías vivir, murió por tus pecados y resucitó para darte vida eterna. Y cuando sientes que no das la talla, Jesús sigue a tu lado. Él te perdona, te levanta y te da sus Sacramentos para seguir adelante.

Padre nuestro, gracias por enviar a Jesús a cumplir lo que nosotros jamás podríamos hacer, utilizando lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es. Ayúdanos a confiar siempre en su obra perfecta, recordando que en los sacramentos Él nos limpia, perdona y fortalece. En el nombre de Jesús. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Qué significa para ti saber que Jesús hizo todo por ti, incluso cuando te sientes insuficiente?
* ¿Cómo has visto a Dios usar algo simple para transformar tu vida o tu fe?

Diaconisa Noemí Guerra

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