"La tabla de la sabiduría"

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (Santiago 1:5).

Una vez escuché a alguien decir que la vida de los niños y jóvenes a nuestro cuidado estará llena de olas inesperadas. No podemos detener las olas, pero sí podemos ayudarles a aprender a surfear, confiando en que Dios les dará la sabiduría para mantenerse a flote en las decisiones difíciles.

Cuando un surfista se mete al mar, sabe que las olas vendrán, algunas suaves y otras enormes. No puede controlarlas, pero sí puede aprender a mantenerse firme sobre su tabla. Su confianza no está en la calma del agua, sino en la tabla que lo sostiene. Así también, los jóvenes en tu vida enfrentarán decisiones difíciles, momentos de incertidumbre y pruebas inesperadas. No puedes detener las olas por ellos, pero puedes señalarles el regalo de la tabla de Dios: Cristo.

La carta de Santiago fue escrita para creyentes que estaban enfrentando pruebas y sufrimiento. La solución que les da no es que intenten resolverlo todo por sí mismos, sino que confíen en Dios, quien da sabiduría sin medida. Pues no se trata de aprender a manejar las olas, sino de depender de la estabilidad que solo Dios puede dar.

Y Jesús mismo enfrentó las olas más grandes. Cuando estuvo en Getsemaní, cuando fue traicionado, cuando sufrió en la Cruz, Él no se dejó arrastrar. Se mantuvo firme porque su confianza estaba completamente en el Padre. Y no solo venció las olas para sí mismo, sino para ti y para aquellos a quienes amas y cuidas.

Padre nuestro, te rogamos que nos sigas dando a Cristo generosamente sin menospreciar a nadie y su sabiduría que nos mantiene a flote. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cuándo has sentido que las olas de la vida te superaban y cómo te sostuvo Cristo en ese momento?
* ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

El devocional de hoy va de la mano con el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, donde reflexionamos hoy sobre este tema.

Diaconisa Noemí Guerra

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