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ALIMENTO DIARIO
Y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra. Isaías 2:4bY ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra. Isaías 2:4b
Al morir Jack Ross a los 110 años de edad, murió no sólo la persona más anciana de Australia, sino también el último sobreviviente que había servido en la Primera Guerra Mundial.
Se dice que fueron 417,000 hombres y mujeres quienes sirvieron en la «Guerra para terminar todas las guerras». La mayoría de ellos eran hombres y mujeres jóvenes, pero ahora todos han fallecido.
Hay algunas cosas que no cambian. ¿Qué tipo de cosas? Por ejemplo…
Todo esto podría ser depresivo y desconcertante si no fuera por el Salvador, quien tampoco ha cambiado. A través de sus 33 años de vida, Jesús se dedicó a asegurar que el pecado y la muerte no tuvieran la última palabra. Y porque dio su vida en la cruz y se levantó de entre los muertos, podemos confiar en sus palabras: «porque yo vivo, ustedes también vivirán.» (Juan 14:19b)
Gracias a que el Salvador ha ganado la batalla final por nosotros, podemos estar seguros que llegará el momento en que las espadas serán convertidas en arados y ninguna nación se levantará en armas contra otra nación.
Gracias a Jesús, llegará el momento en que los jóvenes no irán más a la guerra y quienes no regresaron de ella, finalmente regresarán.
ORACIÓN: Querido Salvador, porque tú vives también viviremos. Te damos gracias porque por tu sacrificio recibiremos la eternidad en el cielo. En tu nombre. Amén.
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