ALIMENTO DIARIO

  • "La cuerda de la Santa Cena"


  • septiembre 16, 2025
  • ¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad! (Marcos 9:24b).


  • Cuando estaba embarazada de nuestro segundo hijo, fuimos a un lago con la familia. Mi esposo tenía a nuestro hijo mayor de unos dos añitos en sus brazos, y yo estaba cerca de ellos en el agua. De repente, no vi a mi esposo, solo a nuestro hijo casi flotando. Resulta que el lago se había puesto más hondo, y mi esposo, sin darse cuenta, se estaba hundiendo, pero levantaba a nuestro hijo con sus brazos para que no se hundiera con él. Grité, llamé a las personas cercanas, y gracias a Dios, alguien extendió su brazo y ayudó a mi esposo a salir. Qué susto tan grande. Me di cuenta en ese momento que hay situaciones donde uno por sí solo no puede salir, necesita que alguien le lance una cuerda, le tienda una mano. Algo así es con la Santa Cena. Es para los que se están ahogando y piden ayuda. Como tú y yo.

    La lectura de hoy cuenta la historia de un padre desesperado. Su hijo estaba atormentado por un espíritu impuro desde niño, y él ya no sabía qué hacer. Se acercó a Jesús con fe… pero una fe débil, quebrantada. No fue rechazado. Jesús no le exigió tener una fe perfecta. En vez de eso, lo sanó. Respondió con compasión.

    Porque no es la calidad de nuestra fe lo que nos salva, sino el objeto de nuestra fe: Cristo. En la Santa Cena, Jesús mismo se nos entrega. Él es la cuerda lanzada al que se está ahogando. Y lo hermoso es que no solo nos rescata, sino que, nos capacita para seguir confiando en Él.

    Así como alguien extendió su brazo para sacar a mi esposo del agua, Jesús extiende Su gracia a ti hoy. Él nunca se aleja de los que claman: “¡Ayúdame en mi incredulidad!”.

    Padre nuestro, gracias por enviarnos a Jesús, quien nos rescata cuando nuestra fe es débil. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Qué significa para ti saber que no necesitas una fe perfecta para acercarte a Cristo, sino solo clamar: ‘¡Ayúdame en mi incredulidad!’?
    * ¿A quién podrías extenderle hoy la ‘cuerda’ que Dios te lanzó a ti?

    Diaconisa Noemí Guerra


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