ALIMENTO DIARIO

  • "La comida que nos hace dignos"


  • abril 17, 2025
  • Jueves Santo

    Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y los apóstoles se sentaron con él. Entonces les dijo: «¡Cómo he deseado comer con ustedes esta pascua, antes de que padezca! ... Luego tomó el pan, lo partió, dio gracias y les dio, al tiempo que decía: «Esto es mi cuerpo, que por ustedes es entregado; hagan esto en memoria de mí.» De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por ustedes va a ser derramada (Lucas 22:14-15, 19-20)


  • Y la sangre de Jesús fue derramada por nosotros apenas un día después. Jesús todavía no había derramado una gota de su sangre y ya se la estaba dando a sus discípulos para asegurarles de su presencia y del perdón de sus pecados. En eso se resume prácticamente la historia de la salvación. Somos salvados por la sangre derramada de un cordero, no de un cordero limpio y sano de la pascua hebrea, sino de la santa y preciosa sangre del mismo Dios que se encarnó en Jesús.

    La santidad de Dios, la eternidad de Dios y su gracia se ponen a disposición de nosotros en la Santa Cena. La simpleza de Dios no le quita efectividad a la salvación de la humanidad. El cuerpo y la sangre que comemos y bebemos cada vez que participamos de la Santa Cena son testigos eternos del amor de Dios por nosotros. Ese amor sobrepasa todo entendimiento, porque ciertamente no merecemos ser amados. Nuestra condición de personas pecadoras que viven con un corazón contaminado y una mente torcida que desconfía de todo lo que se nos presenta en la vida, no hacen de nosotros personas dignas de comer y beber lo santo de Dios.

    Pero aquí es donde se ve el amor genuino de Cristo: que con su sangre derramada nos hace dignos de estar a su mesa y recibir sus dones de perdón, reconciliación y paz eterna.

    Gracias, Padre, porque nos dejaste en Cristo la muestra más palpable de tu amor por nosotros. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cuán a menudo participas de este maravilloso don de Dios?
    * ¿A quién puedes invitar a conocer el amor que Dios te mostró en Cristo?

    Rev. Héctor Hoppe


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