ALIMENTO DIARIO

  • "Jesús vive, por lo tanto nosotros también viviremos"


  • abril 8, 2008
  • A ti clamo, Señor, desde el fondo de mi angustia. ¡Escucha, Señor, mi voz! ¡Que no se cierren tus oídos al clamor de mi súplica! Señor, si te fijaras en nuestros pecados, ¿quién podría sostenerse en tu presencia? Pero en ti hallamos perdón, para que seas reverenciado. Señor, toda mi vida he esperado en ti, y he confiado en tus promesas. Yo te espero, Señor, con toda el alma, como esperan los centinelas la mañana, como esperan los vigilantes el nuevo día. Israel, confía en el Señor, porque el Señor es misericordioso; ¡en él hay abundante redención! El Señor salvará a Israel de todos sus pecados (Salmo 130).


  • La Pascua lo transforma todo. Ahora hay esperanza para todos.

    Es común que las iglesias hagan diversas actividades para ayudar a las personas a vivir la Pascua como si fuera la primera vez. Algunas celebran la Pascua al amanecer al aire libre en el cementerio.

    El salmista escribe: «Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido». El temor en la mañana de Pascua es un momento de maravilloso honor y respeto. Es un temor a Dios sorpresa, porque nos damos cuenta que en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo nuestros pecados son perdonados. La muerte ha sido vencida. Nuestras vidas pasan de la penumbra, muerte, y desesperanza, a la alegría y esperanza de Cristo.

    Busca a alguien que está experimentando la Pascua por primera vez, o que está renovando su fe en esta Pascua. Dedica tiempo a compartir su celebración. Haz que cada día sea una «pequeña Pascua», agradeciéndole a Dios porque la vida eterna de Jesús es también nuestra. Él vive para siempre, y vive también en nosotros. Esa es la esperanza de gloria.

    Señor Jesús, haz todas las cosas nuevas para mí en este día, para que pueda vivir en tu vida nueva en los días por venir. Amén.

    Rev. Dr. Ken Klaus