+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
Cuando llamé, nadie me respondió; hablé, y nadie me hizo caso. Al contrario, hicieron lo malo ante mis propios ojos, y optaron por hacer lo que me desagrada. Isaías 66:4bCuando llamé, nadie me respondió; hablé, y nadie me hizo caso. Al contrario, hicieron lo malo ante mis propios ojos, y optaron por hacer lo que me desagrada. Isaías 66:4b
Hace unos cuantos años, una multitud de personas se congregó frente al hotel Glasgow, en Escocia.
Si bien pertenecían a todas las clases económicas y sociales del país, todas tenían en mente sólo un propósito: darle la bienvenida a su victorioso equipo de fútbol.
Durante la electrizante celebración, un hombre de pequeña estatura entró al hotel inadvertidamente; obviamente, no era parte del equipo de fútbol ni tampoco de la tan entusiasta celebración. Sin embargo, había razones por las cuales ese hombre no debería haber pasado inadvertido.
Es claro que en ese momento el equipo de fútbol le traía a sus fanáticos el tan preciado trofeo, que era todo un orgullo ciudadano. Pero el hombre inadvertido era el responsable de que muchos de los asistentes a la celebración estuvieran allí. Se trataba de nada menos que Alexander Fleming, el científico que llenó de penicilina las farmacias en todo el mundo.
Lo que quiere enfatizar esta devocional es que, a veces, lo que realmente es importante se pone en segundo lugar. Si le preguntara a los lectores de estas devocionales cuán importante es para ellos Jesús, el Salvador, estoy seguro que inmediatamente se golpearían la cabeza con la mano por la pregunta.
Oro porque todos ustedes reconozcan el valor incomparable de Cristo, quien ofreció su vida por nuestra salvación. Y si es así, podemos afirmar que ‘Jesús es la persona más importante de nuestras vidas’, y así también lo testificarlo.
Desafortunadamente, muchas cosas menos importantes en este mundo nos impiden darle el lugar de preeminencia a Jesús. Actividades como salidas al campo, arreglar los jardines, visitar la familia y los amigos, y muchas otras cosas menos importantes, nos impiden llegar a Jesús.
Si este es tu caso, acepta este devocional como un pequeño recordatorio que, cuando el Señor nos llama, tenemos que contestarle; cuando nos habla, tenemos que oírle; y cuando llega el tiempo de adorarle, él está presente y nada debe impedirnos ver la cruz de Cristo y su tumba vacía, ¡porque él vive!
ORACIÓN: Dios, Padre celestial, perdona las veces que, por atender cosas sin importancia, he puesto a un lado lo más importante de mi vida, que eres tú. Ayúdame a recordar las maravillas de tu amor, y a responderte con alabanzas. Lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
De una devoción escrita originalmente para «By the Way»
© Copyright 2011 Cristo Para Todas Las Naciones