"Gracia como lluvia"

Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20).

El ciclo del agua me parece fascinante. El sol calienta los ríos, lagos y océanos, el agua se evapora y sube al cielo, formando nubes. Luego, la lluvia cae, refresca la tierra y da vida. Sin este ciclo, todo se secaría.

Así también, sin Cristo, estaríamos secos, sin vida. Pero en el Bautismo, Dios te tomó, te unió a la muerte y resurrección de Jesús y te dio una vida nueva. Y no solo eso, sino que sigue viniendo a ti como lluvia de gracia.

Algunos en Galacia pensaban que debían cumplir las leyes judías para ser aceptados por Dios, entonces Pablo les recuerda que la salvación viene solo por la fe en Cristo. Incluso Pedro se dejó llevar por este error al apartarse de los cristianos gentiles, y Pablo lo confrontó. Luego, Pablo afirma que su antigua vida, basada en tratar de agradar a Dios por su propio esfuerzo, ha muerto. Ahora, su identidad está en Cristo, quien vive en él y lo sostiene cada día.

Así que cuando caes en pecado, cuando te alejas, cuando te sientes como un desierto seco y sin esperanza… Cristo no se aleja de ti. Como el agua de lluvia, Él vuelve a ti con su Palabra, te alimenta en la Santa Cena y te sostiene con su gracia para que te arrepientas, confieses tu pecado y seas regado por la lluvia de su gracia.

Ahora puedes compartir este regalo con alguien más.

Padre nuestro, gracias porque con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Amén.

Para reflexionar:
* ¿Cómo el Bautismo en tu vida ha sido como una lluvia que te refresca?
* ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

Diaconisa Noemí Guerra

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